TRILLAR LO INDECIBLE O LA POETICA VARELIANA

Por Nelson Vallejo-Gómez

“La poesía es una urgencia de canto, una forma de respiración; es ir al límite de ciertas cosas, ir al no ser”

Blanca Varela

Ponencia propuesta al HAY FESTIVAL AREQUIPA, 4 de noviembre de 2022; su trama y urdimbre ha sido un regalo para mi amigo-amauta, el poeta-pensador, Carlos-Enrique Ruiz, director-fundador de la Revista ALEPH, con motivo de la celebración del N° 200, Convergencia de Saberes, Ediciones Revista ALEPH, Manizales, 2022.

Nelson Vallejo-Gómez en el HAY FESTIVAL AREQUIPA, noviembre de 2022

La semblanza de los poetas, su hoja-de-Vida, es incisa sutil de su propia poesía, lucha angelical, Camino que se hace al andar, Golpe a golpe, Verso a verso, como decía Antonio Machado. Pero, si le hubiéramos preguntado a Varela por su “recorrido” profesional y/o vital (su curriculum vitae), la respuesta podría estar en esos versos suyos, donde háyase religada, poéticamente, la vida de lo íntimo, lo privado y lo público:

«Digamos que ganaste la carrera
y que el premio
era otra carrera
que no bebiste el vino de la victoria
sino tu propia sal
que jamás escuchaste vítores
sino ladridos de perros
y que tu sombra
tu propia sombra
fue tu única
y desleal competidora.»

Blanca Varela (in Canto Villano)

¿Quién era, cómo era, Blanca Varela?

El retrato que hace de ella su marido y padre de sus dos hijos, el pintor peruano, Fernando de Szyszlo, de quien bien hizo -al mío parecer indiscreto- separarse y divorciarse, es de una soberbia turbia y penosa. Uno se pregunta si algún día él supo de verdad qué es la poesía y cómo se fraguaba la voz poética de Varela, y sin embargo, emerge de este sombrío bosquejo, de este argumento negativo sobre la prueba de la existencia metafísica de Varela, una verdad irrevocable, que la engrandece, muñequita soñadora:

“Blanca era floja. No hacia muchas cosas, paseaba, cocinaba –mal-, disfrutaba la ciudad y de los amigos, leía sin cesar. Una mujer llena de talento sin la voluntad de trabajar seria y constantemente en algo”.

Con todo y flojera sublime, mas no destemplada, todo y falta de voluntad laboriosa, todo y sin “hacer muchas cosas”, su obra hizo andaduras ejemplares y querencias universales, y fue premiada, en vida, con el Premio Internacional Octavio Paz de Poesía y Ensayo, México 2001, el Premio de Poesía Federico García Lorca, instaurado por el Ayuntamiento de Granada en España y el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2007) otorgado por la Universidad de Salamanca y el Patrimonio Nacional de España. Bien tuvo Camila, su nieta e hija de Lorenzo, concluir el discurso que hizo en nombre de su abuela, para recibir el Premio Reina Sofía, diciendo: ¡Cómo quisiéramos haber sacado siquiera su mirada, sus manos o su gracia!

De la democracia y la corrupción, In Memoriám Ciro Alegría Varona

Ciro Alegría Varona. Foto UPLA

Ciro Alegría Varona se subió a una escalera y no se volvió a bajar ni a subir, como si fuera la Escalera de Jacob, la última o primera tentativa de habitar con su vida y pensamiento alguna Torre de Babel; me consuela recordarlo así.

Por Nelson Vallejo-Gómez

Desde la creación del HAY FESTIVAL de Arequipa (Perú, 2015) y gracias a su promotora
cultural, Ángela Delgado Valdivia, se estableció un convenio de cooperación con la Fondation
de la Maison des Sciences de l’Homme (FMSH-Paris); he tenido el honor y el placer de
coordinar ese convenio y de participar en varias de sus actividades, en particular en las del 7
al 10 de noviembre 2019, “Imagina el mundo”, donde tuve el último encuentro, memorable,
con el filósofo peruano Ciro Alegría Varona. Compartimos un mano a mano sobre la
democracia y sus peligros en el teatro del Centro Cultural Peruano Norteamericano, donde
Ciro desplegó la sutileza y la elegancia de un pensamiento firme, sereno, marcado por un
pesimismo lucido y un optimismo hecho de amistad y empatía humanística y mundana.
Cuando nos encontramos, frente a la Galería de Arte del Cultural donde mi amigo Ricardo
Wiesse exponía su última muestra, su afabilidad característica me recordó aquel adagio de
uno de sus tíos, que Ciro gustaba citar como fundacional a la relación intersubjetiva: “a las
personas se les conoce por la forma en la que tocan a la puerta”. Digamos, que también se les
conoce por la forma en la que saludan o responden al saludo, cuando se abre o se cierra la
puerta del encuentro con el otro, cuando prima la mirada franca, la afabilidad y la sonrisa en
los labios, como Ciro lo hacía. Tenía la elegancia de quien saluda desde la dignidad de la
persona, mirando a los ojos con simpatía y sin prejuicio, desde el espíritu, como si en un simple
gesto se estuviera poniendo en práctica, encarnando, la declaración de los derechos del
hombre y del ciudadano. Era a su vez profundamente peruano y totalmente cosmopolita.