
Por Nelson Vallejo-Gómez
La ideología del miedo reproduce sin límites lo que ella ya conoce, el totalitarismo. Su previsión es el ataque preventivo; su lógica es la desconfianza sistematizada e informatizada. Su despliegue conceptual es intrínseco, analítico y vengativo. Su blanco: la persona humana en su dignidad. Su racionalidad aparece amalgamada en redes de muerte que rompen los vínculos entre individuo, cultura y sociedad, entre los asuntos humanos y divinos, entre política y teología, entre el gobierno de otros y el propio, entre la justicia y lo justo, entre la ética y la moral, entre el mensaje atemporal y las épocas históricas. El nudo gordiano de la ideología del miedo, es la idea de “seguridad”. Entre los cadáveres que ahí encuentra, yace la célebre máxima de Hobbes: “el hombre es un lobo para el hombre”. Para expresarlo de otra manera, es la fórmula del miedo visceral al otro, a la idea de la ley y a la relación social concebida como una jungla.