Diálogo con el sacerdote jesuita Francisco de Roux

Con el sacerdote Francisco de Roux, en París

Liderazgo espiritual para reparar la vulneración de la dignidad


“La fuerza ética y moral es mucho más contundente en el largo plazo que la fuerza armada (…) Yo soy de los que piensan que tenemos una obligación humana, una obligación ética por la dignidad del ser humano en Colombia.”

Francisco de Roux

NELSON VALLEJO-GOMEZ: Padre, ¿el proceso político del posconflicto en Colombia se debe considerar como una política de estado global, que debe involucrar todo el país y todas las capas sociales, o se le debe considerar como un programa de gobierno propio al desarrollo y presencia del Estado en los territorios donde se ha llevado a cabo el conflicto interno armado? Y en ese sentido, ¿cree usted pertinente la posición de elites citadinas o de los que “no han vivido la guerra”, que viven su cotidianidad como si sus retos y desafíos fueran de otro tipo, en particular con respecto a la economía global, la revolución digital y la transición ecológica, y no se creen interpelados por la justicia social y el pensar global y complejo?

FRANCISCO DE ROUX: El proceso de paz en Colombia es único y ejemplar. Creo que así lo ha visto la comunidad internacional, que ha apoyado tanto la salida del conflicto interno armado colombiano. Porque se trata de un proceso que nos tiene que llevar a cambios muy profundos, dentro de nuestra institucionalidad, pero con reformas integrales profundas para que Colombia supere las exclusiones. ¡No!, no solamente en las regiones donde se dio la violencia, ¡sino también en el país total! Retos y desafíos residen en la manera como tenemos que superar las exclusiones y la inequidad, tenemos que superar la corrupción, tenemos que superar la impunidad a todos los niveles en el país, y parar la guerra era la condición básica.

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