«El país por 5 colombianos destacados en Europa»

Por SOPHIA RODRÍGUEZ POUGET

Artículo publicado en Lecturas Dominicales de El Tiempo, el 14/10/2015

Nelson Vallejo Gómez es el colombiano que más alto ha llegado en un gobierno extranjero. Funcionario de carrera y director general de educación básica y media del Ministerio de Educación de Francia, su trayectoria, tanto en ese Ministerio como en el de Relaciones, le ha merecido reconocimientos como el de ‘Caballero de la Orden de las Artes y de las Letras’ en 2013, máxima distinción que Francia otorga a intelectuales y artistas en el mundo, y que en Colombia solo figuras como García Márquez, Germán Espinosa, Shakira o Carlos Vives han obtenido. Antioqueño, radicado en París desde 1982 donde estudió Filosofía, es consultor en políticas educativas y cooperación internacional, colaborador del filósofo Edgar Morin, y experto en Pensamiento Complejo, tema por el que ha sido invitado a conferencias en diferentes países. Fundador de la Academia de la Latinidad, cofundador del Comité de Universitarios del Instituto de Altos Estudios de América Latina y diplomático, fue director del Despacho ‘Américas’ del Ministerio de Educación francés y actualmente lo es de manera honorífica en la FMSH de París, que dirige el politólogo Michel Wieviorka, a quien asesora para la cooperación con América Latina. Fue, además, coordinador del documento ‘Los 7 saberes necesarios a la educación del futuro’ de la UNESCO, y continúa asesorando y publicando internacionalmente textos sobre educación.

“Colombia tiene ahora una imagen positiva por su empuje económico, deportivo y sus figuras de dimensión internacional. Pero permanece esa imagen de país carcomido por violencia endémica, que no logra crear un pacto social común y que deja abiertas muchas heridas de diferencias sociales e injusticias. Ese contraste hace un país que atrae pero que a la vez inquieta. Hay la esperanza de que logre concretar ese proyecto común; no deja de impresionar la tenacidad y creatividad de los colombianos en todos los campos. Visto desde fuera, hay algo muy importante que uno quisiera y es que Colombia cambiara de disco, que no toda su proyección se redujera únicamente a esa idea de la violencia y el posconflicto, sino que se dirija hacia otros retos sociológicos y políticos. Obvio debemos solucionarlo, pero sería importante que hubiera visión de futuro, un nuevo proyecto social, otra cosa que la eterna obsesión de los últimos 50 años de la violencia y, luego, del narcotráfico. Esa espiral no ha dejado pensar en otra cosa. Colombia se merece otros relatos políticos e históricos de mayor amplitud y diversidad”.