Paris, 2021: Edgar Morin (100 años) entre el entonces MinEducación J.M. Blanquer y Nelson Vallejo (der).
Por Nelson Vallejo-Gómez
Artículo publicado en el diario El Comercio de Lima, el 24 de abril del 2020
En fin, las múltiples crisis que ha generado la pandemia COVID19 suscitan preguntas subsidiaras, que requieren pensarse desde un paradigma de complejidad, como lo hace Edgar Morin en su obra: ¿la revolución educativa, que conlleva la revolución digital, será una oportunidad para reformar y mejorar las bondades del Estado-nación republicano? ¿Conllevará la educación en línea y la revolución digital el advenimiento de una Humanología para aprehender del ‘conocimiento del conocimiento’, de la ‘comprensión humana’, de la ‘identidad planetaria’, de la ‘ética de religación’?
Al tener que confinar a 12.8 millones de alumnos y más de un millón de funcionarios, buscando salvaguardar la continuidad pedagógica, es decir, el servicio público de educación, Francia se vio obligada a mutar, de un día para otro, del aula presencial a la pantalla digital. Ya vendrá el momento de evaluar dicha operación y las mutaciones que requiere para mejoramiento del sistema, mayor nivel educativo, bien estar y justicia social.
¿Cómo se llevó a cabo operación tan compleja, con qué instrumentos, protocolos y objetivos se está realizando? ¿Qué brechas técnicas y pedagógicas, socio-económicas y culturales se han evidenciado?
Francia tiene un sistema escolar: público, obligatorio, gratuito y secular (‘laïque’), desde el siglo XIX, así como aquellos países que, para organizar las instituciones propias a su Estado-Nación, se han inspirado, sea ideal o realmente, en los principios de la República francesa (Liberté / Egalité / Fraternité). Francia se ha llevado dos siglos institucionalizando un sistema educativo, hilvanado a la historia del régimen republicano, del pensamiento moderno, crítico y secular, de los derechos humanos fundamentales y de la emancipación del individuo; tiene categorías que juegan un papel paradigmático, es decir, estructurante y acondicionador, tales como: aula en presencial, pedagogía tradicional, clasificación estructural de las asignaturas según importancia, evaluación numeral y punitiva, autoridad vertical, jerarquía y estatutos corporativistas del personal educativo, directivo y administrativo.