EDUCAR PARA UNA IDENTIDAD COMPLEJA UNIDA EN LA DIVERSIDAD

Vallejo-Gómez en el Parlamento europeo ante la plenaria de EuropAgora (Strasbourg, 23/05/2024)

Nelson Vallejo-Gómez

La versión original de esta conferencia fue escrita en francés. Su traducción al español ha corrido a cargo de la profesora Mercedes Vallejo Gómez (Universidad de Antioquia, Colombia).

Europa y el mundo encaran en este momento de guerra y de zozobra económica, ambiental y sanitaria un reto civilizador definitivo: el siglo XXI debe ser el del respeto de la dignidad humana desde un enfoque de complejidad, o no lo será. La preconización de Nelson Vallejo-Gómez, ante una plenaria de 300 jóvenes reunidos en el Parlamento de Strasbourg, retrotrae dialécticamente todo el inmenso aporte filosófico europeo para llegar al punto confluente -ineludible y paradigmático- que es la propuesta humanista de Edgar Morin en su pensamiento complejo.

La Asociación EuropAgora reunió en la sede del Parlamento Europeo, durante dos días de mayo de 2024, a cientos de jóvenes provenientes de países miembros de la Unión, con el fin de simular una sesión plenaria de dicho Parlamento. Tuve el honor de ser invitado a dictar una conferencia sobre educación, identidad y complejidad, al inicio de la sesión.

Dije de entrada a los jóvenes que se encontraban, durante esas dos jornadas, simbólicamente investidos del poder legislativo de los diputados electos por los países miembros de la Unión europea y que, por ende, debían saber que sus competencias como legisladores de la Unión estaban delimitadas por el principio de atribución, que los países miembros confían en los tratados a las instituciones de la Unión, así como, llegado el caso, por los principios de subsidiariedad y de proporcionalidad.

Pedí a los jóvenes hacer un llamado a la dignidad inalienable en el fuero interior de cada persona en ellas y ellos, al espíritu ilustrado, a la condición humana y la identidad terrenal, a las raíces y alas, con la finalidad de proponer una resolución sobre un principio complementario, que les proponía debatir en preámbulo al ejercicio de simulación legislativa que iban a llevar a cabo. El propósito me parecía a la vez simple y complejo: hacer que la UniDiversidad de la Unión Europea fuera más sistémica, creativa y feliz.

Cuando dije que quería interpelar «sus raíces y sus alas», me refería a la vieja oposición de Platón cuando dice en su diálogo Timeo, hace más de 24 siglos, que «somos una planta, no terrestre, sino celeste». Desde entonces, hubo conflicto paradigmático por saber si somos unidad o duplicidad. Con todo, urge religar la oposición a partir de un paradigma de complejidad; pues debemos tomar conciencia, desde la biología, la química y la física contemporáneas, que nuestro cuerpo está compuesto de partículas elaboradas por explosiones solares anteriores al sol de nuestra constelación, entonces nuestras diversas conexiones cognitivas en realidad sólo están activadas, desarrolladas y enriquecidas, gracias a las interacciones que nuestras raíces familiares, comunitarias y nacionales, nuestras lenguas, lenguajes y sensaciones, nuestros sentimientos y pensamientos ponen en relación, para hacer emerger nuestra condición humana y nuestra identidad terrenal, en triada dialógica : individuo, sociedad, naturaleza, como lo propone Edgar Morin en el primer tomo de su obra magna, El Método 1, La naturaleza de la Naturaleza (Paris, 1977).

Propuse hacer referencia a un principio de energía espiritual, a la manera de Henri Bergson, es decir “pensar actuando y actuar pensando”, para mantener el movimiento vital de la existencia humana en la materialidad prosaica de lo burocrático, y para neutralizar, tanto como sea posible, el tedio «fruto del lúgubre desinterés» como decía Baudelaire. Las instituciones, las organizaciones y los funcionarios que no se regeneran, se degeneran. El reto está, entonces, en hacer que lo urgente no olvide nunca lo importante, que el negocio ideológico de los medios no pervierta ni deshonre los principios fundacionales ni los propósitos trascendentales de una organización compleja.

Nunca debemos olvidar las lecciones de los grandes pensadores europeos, les dije. A finales del siglo XIX, ya Nietzsche nos alertaba sobre el «nihilismo europeo». Él decía que este mal era tan peligroso como el inmenso desierto. La moral puede ser pervertida, usurpada y extraviada por los apologistas de la guerra. Ellos hablan de paz al mismo tiempo que degüellan a su vecino, como los terroristas que reclaman la salvación para otros al tiempo que asesinan. El nihilismo -una «pasión triste» como diría Espinoza desde el siglo XVII- es la voluntad de poder transformada en delirio imperial. Lo que conduce a robar tierras, violar mujeres y matar a los hijos de los otros, cuando éstos se rehúsan a la dictadura de los tiranos o a la ley de la fuerza.

Este «nihilismo» detectado por Nietzsche, ese «malestar en la civilización» diagnosticado por Freud, esta sed de plusvalía sin dios ni amo del capitalismo auto-eco-destructor teorizado por Marx es, de hecho, el cinismo y la indiferencia frente a valores universales, como la dignidad humana, el derecho a la vida y el derecho a la integridad física y mental de las personas. Estos valores son el substrato del Estado de Derecho y la justa justicia.

A principios del siglo pasado, Husserl resumió la crisis de lo que él había llamado las ciencias europeas o el espíritu trascendental en Europa con esta sentencia terrible y lapidaria: «la mayor amenaza de Europa es la lasitud».

Estáis pues, avisados, queridos jóvenes diputados en simulacro legislativo, les dije. Es por ello que, de manera también simbólica, les propuse imaginar que discutiran y votaran la nueva resolución con fuerza vinculante, y que se pidiera que se le inscribiera en el Tratado consolidado sobre la fundación y el funcionamiento de la Unión Europea.

La tarea es capital, insistí: aleatoria e incierta; además, concierne a toda la humanidad. Somos conscientes de que la arqueología de nuestra condición humana ya pasó de su estado larvario al control operatorio del contenido (los números irracionales), vía el estado simiesco. Ella encuentra sus diferentes metamorfosis desde el polvo de una estrella hasta el dominio del átomo, desde la creación de una fuga de Bach, hasta lo inconcebible en lo horroroso de Auschwitz. Entonces, es posible que después de un siglo XX marcado por el sello de la infamia, y de la toma de conciencia europea de que el homo sapiens está en una «era de hierro planetaria» pueda decirse que el siglo XXI será el del respeto de la dignidad humana desde un enfoque complejidad, o no lo será.

Carta Fundacional-Manifiesto por la Religación de Saberes

Nelson Vallejo-Gómez

Consejo de Honor en Ciencias Sociales y Humanas
Universidad de Caldas

Instituto de Investigaciones en Ciencias Sociales y
Humanas
París/Manizales, 30 de noviembre de 2023

Nelson VALLEJO-GÓMEZ. Presidente del Consejo de Honor en Ciencias Sociales y Humanas del ICSH-Universidad de Caldas. Director científico del programa de apoyo a posgrados -PREFALC de la Casa de Ciencias del Hombre de Paris (Maison de Sciences de l’Homme de Paris). Inspector general de la Educación en Francia.

Ad Augusta Per Angusta

Como Carta Fundacional se inscribe en una tradición universitaria y universal de Manifiesto. Es un llamado solemne de ilustración crítica, compleja y dialógica. Es una oportunidad que la Universidad de Caldas a través de la Vicerrectoría de Investigaciones y Posgrados y en ésta, del Instituto de Investigaciones en Ciencias Sociales y Humanas, órgano reconocido por MINCIENCIAS, nos ofrecen, para la generación emergente de diálogos institucionales dentro y fuera de la universidad, para pensar desde Manizales, la región y el país.

Se trata de una invitación formal dirigida a toda la comunidad académica local, regional, nacional e internacional, a procurar y encontrar metodologías apropiadas a la investigación y a la enseñanza de los saberes; a la luz de los desarrollos científicos y tecnológicos del mundo actual, de sus desafíos de vida y de muerte, para la humanidad y su identidad terrenal. Ciencias, Artes & Humanidades deben contribuir, bella y efectivamente, a regular la fragilidad, la inconsistencia, la incertidumbre, la entropía y la conflictividad de la condición humana, con mesura y razonabilidad consensuada, con comprensión e identidad terrenal, y desde una educación académica y ciudadana en clave: PoÉtica-de-Civilidad.

Esta Carta-Manifiesto apela a la conciencia de que Ciencias, Artes & Humanidades deben contribuir al mejoramiento cualitativo de las condiciones vitales y socioculturales de las personas, al mejoramiento de las organizaciones públicas y privadas, pues está en juego: la convivencia civilizada, las libertades fundamentales de la persona, la Democracia y el Estado Social de Derecho, el cuidado de la tierra y el aire, del agua, la fauna y la flora.

Religación de saberes no significa instrumentalización de conocimientos ni tampoco nuevo imperialismo epistemológico. Se trata de una propuesta para que, desde el aporte consensuado de cada disciplina o saber, se identifiquen las emergencias que permitan la elaboración de un nuevo espacio epistemológico de interconexiones conceptuales dinámicas, de poiésis creativa y de llamado al reconocimiento y al respecto de los investigadores en Ciencias Humanas y Sociales, de sus aportes que se conectan indefectiblemente con otras ciencias y otras vidas, haciendo de estos investigadores y humanistas, el
foco de confluencia en el cual convergen todas las ciencias, puesto que, es de humanos con entorno, de civilidades y vidas plenas de lo que todas tratan y en ello se concentra el estudio pleno de las Ciencias Sociales y Humanas. El viejo debate sobre la carencia de importancia y trascendencia de estas ciencias,
se renueva equivocadamente, cada vez que miramos que la economía enflaquece, porque se tiende a considerar al investigador social como un “ocioso inútil” o un “agitador de primera línea”, reduciendo con esta suerte de argumentos, el presupuesto para la investigación universitarias en Ciencias Sociales y Humanas.

Si las Ciencias Sociales y Humanas existen, es porque el quehacer y el convivir de los individuos, las sociedades y las especies naturales, necesitan ser pensados y estudiados, en función de una triada compleja y religada, hecha de Individuo-Sociedad-Naturaleza, como lo sugiere el método complejo del maestro Edgar Morin.

Esta Carta-Manifiesto es también un llamado a la acción individual y colectiva en favor del cambio, la creatividad, la metamorfosis, las reformas integrales, puesto que hasta los más conservadores, reconocen que lo que no se reforma se deforma, lo que no se revitaliza se muere.

Consciente de la confianza y del desafío que representa la tarea, este Consejo de Honor acepta el mandato de la Universidad de Caldas, desde las montañas andinas de Manizales en Colombia, de hacer un llamado académico y social que a la manera de Manifiesto por la Religación de Saberes, y a través de su Instituto de Investigaciones en Ciencias Sociales y Humanas; logre hacer una reflexión activa y una acción reflexiva, con el compromiso leal y genuino, con la humanización del vivir y de la vida, del enseñar, investigar y trabajar, de apoyar en concepto y gestión, esos Saberes que confluyen desde todas las Ciencias y quehaceres, en las Ciencias Sociales y Humanas.

En efecto, este Consejo de Honor estará atento al compromiso académico y social de todas las disciplinas que configuran la Universidad como tal. Atento desde las condiciones personales, profesionales e intelectuales de los convocados, a la ética y deontología entre saber teórico, práctico, aplicado,
institucionalizado, diferenciando con método complejo, intereses y temporalidades propias al saber del científico académico, del experto empresarial o del asesor político.

Atento al exceso de subjetivismo que aliena o al exceso de objetivismo que cosifica, porque se hace perentorio dar testimonio y contribuir a la religación meta-paradigmática, dialógica, interdisciplinar, multicultural y corporativa de la Ciencia, la Educación, la Cultura, la Técnica, la Tecnología y la Ética del género humano, expresada en lo que hemos llamado la PoÉtica-de-Civilidad. Entre más ciencia, más conciencia y poética se requiere: “Ciencia sin conciencia es la ruina del alma”, decía Rabelais.

Urge entonces, proponer saberes, competencias y aplicaciones que anuden la triada interconectada:
Ciencias-Artes-Humanidades, para beneficio de la libertad académica, su evaluación social y transparencia pública, de cara a los interesados en juego por derecho, convicción y deber. De cara a los objetivos con resultados evidenciados por pares que tengan en cuenta conocimientos pertinentes en clave: sujeto, contexto situado, contexto global, multidimensionalidad y pensamiento-acción en complejidad.

Religar el proyecto de Ley de Educación a un paradigma general organizador

Justicia social y ambiental sustentan el nuevo paradigma (Imagen: logo oficial)

Nelson Vallejo-Gómez

(Propuesta en el marco del proyecto de ley por medio de la cual se regula el derecho fundamental à la educación, Gobierno de Colombia, julio de 2023)

La clave del buen gobierno, su gobernanza y gobernabilidad en debido proceso, se entiende desde la claridad de los conceptos con que el responsable del poder ejecutivo propone a la sociedad, y ante la representación nacional, el funcionamiento de la administración estatal, es decir, su paradigma organizador.

El 20 de julio de 2023, con motivo de la apertura de la 2da legislación ordinaria del Congreso de la República en relación con su mandato presidencial, Gustavo Petro propuso que dicho paradigma se sustente en el concepto de Justicia, tanto ambiental como social, con el fin de lograr levantar los dos pilares, las dos columnas de una Colombia Potencia Mundial de la Vida y, hasta que la dignidad se haga costumbre: la producción económica limpia y la gobernanza con equidad social.

Conocedores aguerridos de la complejidad colombiana o, si se quiere, de la colombianidad compleja, saben que un paradigma organizador de la administración estatal que logre concebir, implementar y evaluar políticas de Estado en clave producción limpia y equidad social, que logre modernizar la regulación del capital en aras de industrializar la reforma agraria y reformar el agrario para, a la par, lograr un salto cualitativo en la industrialización limpia, requiere una revolución educativa y, para ello, un nuevo pacto social, tal como lo propone el proyecto de sociedad de la Colombia Humana, más allá del decir haciendo y del hacer diciendo.

En efecto, la retórica política de gobierno debe tener consciencia de que no sólo es pertinente y prudente, sino también sano y sabio, saber que de lo dicho a lo hecho hay mucho trecho, porque sin lo dicho el hecho es ciego y, sin lo hecho, lo dicho es retórica vacía. Así mismo, la experiencia honesta de la retórica política debe tener en cuenta la refutación y la evolución de lo dicho, en función del aporte inédito de los hechos, pero también, en lo dicho urge estar atentos a la lectura de la ecología de la acción, por la cual se constata justamente que de lo dicho al hecho hay efectivamente mucho trecho, y que, en la teoría, lo dicho necesita regularse basado en evidencias.

Toda revolución educativa comporta un cambio de paradigma. En el caso de la justicia ambiental y la justica social, se trataría de aprender a vivir de otra manera, a provocar, desde la educación, un cambio de mentalidad. ¿Con qué finalidad? Con la finalidad de consumir para vivir y no de vivir para consumir, así como lo propone Edgar Morin en su libro La Vía para el futuro de la humanidad (Paris, 2011); entender por ende que regular el carburador energético o consumo del carbono en la vida privada y pública de cada persona u organización es una cuestión de vida o de muerte, es enseñar a vivir en poética de civilidad, en responsabilidad, solidaridad y fraternidad.

Para poner en movimiento la emergencia posible de un cambio de mentalidad en la sociedad colombiana, una revolución paradigmática, está el proyecto de ley sobre el derecho fundamental a la educación que el Ejecutivo quiere proponer al debate social y a la clarividencia de la Representación Nacional.

Pero dicho proyecto de ley requiere integrar un elemento esencial de complementariedad a los que ya propone, un elemento cuyo concepto esté en la noción de “Religabilidad”, es decir, que se entienda que el objetivo de la ley está en lograr que las partes del sistema educativo concurran en el funcionamiento mismo del Todo, como Política de Estado. Un elemento esencial de religabilidad permitiría, desde el paradigma organizador del funcionamiento de la administración pública, coordinar la movilización de recursos materiales e inmateriales, existentes y potenciales, como gobernar en circuito virtuoso el sistema educativo y todos sus instrumentos de gobernabilidad, a nivel nacional, regional y local.

Del futuro al pasado olvidado: diversidad y/o alteridad cultural

Nelson Vallejo-Gómez

Traducido del francés por Mercedes Vallejo, UPB, Medellín

“No apaguéis el espíritu; no menospreciéis las profecías;
examinadlo todo, retened lo que es bueno,
absteneos del mal bajo cualquier forma”

San Pablo a Los Tesalónicos

Para encontrar en nuestro presente incierto la aurora del porvenir, será necesario escuchar y mirar de nuevo lo que yace, agitando el futuro, en el pasado de las culturas mestizadas. El horizonte de este porvenir es y será: la tolerancia. Así, para que emerja en esta Tierra humanismo con rostro humano, una Nova Humanología, es necesario encontrar el “futuro olvidado” en y por la tolerancia. Es necesario recorrer con el espíritu ciudades, culturas, lugares de memoria compleja que son como homenajes a la tolerancia en un momento en el cual la concordia en la inteligencia está amenazada por el fanatismo, por el egoísmo y por el odio del otro en su irreductibilidad de sí mismo; en un momento en el cual aparece la angustia suprema en los espíritus que ya no logran entenderse en la comprensión de las lógicas diferentes y opuestas y, sin embargo, complementarias a la vida.

Existen, en efecto, lugares que conservan en la memoria el testimonio de un “mosaico de comunidades” -aunque algunos quieren verlos como el espejo de una historia monocorde e identificable-. Dichos lugares son el recuerdo de la concordia, de la alteridad y de la tolerancia; trazan en las viejas piedras, que forman los muros de hoy, el arte de saber que una ciudad y una cultura se hacen de “cruces”, de mestizajes inter-retroactivos. Yo lo vi y lo viví una noche en la frontera entre oriente y occidente, en Tesalia -consagrada en 1997 como ciudad europea de la cultura: Thessalonikè alejandrina, luego bizantina o Salónica, otomana o “nueva Sefardí”, y finalmente, Tesalia, ciudad compleja.

Para pensar en la cultura, necesitamos tener en mente la complejidad histórica y creadora de memorables lugares que dan cuenta del intercambio cotidiano y vital de los grupos organizados en etnias y religiones diferentes, autoeco cultivándose a partir de civilizaciones ricas y variadas en la encrucijada ardiente de lo familiar y de lo extranjero. Es así como, pensando en la complejidad histórica de esa “parte planetaria”, pienso en la tríada conceptual cultura↔ética↔equidad, a la que le sigue un “bucle complejo”, operador que se define en la obra de Edgar Morin.

Religar saberes en el aprendizaje, desde el Pensamiento complejo

Desde la izquierda, Edgar Morin, Federico Mayor, Nelson Vallejo, Gustavo Lopez Ospina, en la UNESCO, 1999

Nelson Vallejo Gómez

(Traducción del original en francés por Mercedes Vallejo, Universidad de Antioquia)

«Armados de una ardiente paciencia»
Arthur Rimbaud

En octubre de 1999, la UNESCO publicó el manual Los siete saberes necesarios para la educación del futuro, gracias a una iniciativa conjunta entre la Oficina del Proyecto interdisciplinario Education for sustainable development, dirigida por Gustavo López Ospina, y la APC (Association pour la Pensée Complexe), presidida por Edgar Morin y animada por mi persona como secretario general. Lo que nos permitió institucionalizar a nivel mundial la propuesta moriniana de la reforma educativa, desde el pensamiento complejo y el paradigma de la complejidad. La traducción de la obra en castellano, fue hecha por Mercedes Vallejo, y presentada en la Conferencia Mundial para la Educación Superior, UNESCO, Paris, 1999.

Volvemos años después sobre dicho manual, sobre su génesis y principalmente sobre las jornadas de trabajo colectivo que precedieron a su publicación; en otras palabras, vamos a visitar de nuevo el proceso de emergencia, y precisar la metamorfosis humana y conceptual, la institucionalización de la obra requerida; parte de cuya arqueología se encuentra en las «Jornadas temáticas Religar los conocimientos los desafíos del siglo XXI». Estas Jornadas se organizaron en París del 16 al 24 de marzo de 1998, en el marco de un Consejo científico ministerial. Morin presentó allí el pensamiento complejo como un «modo de pensar que permite aprender de manera integral el texto y el contexto, el ser y su entorno, lo local y lo global, lo multidimensional».

Morin siempre ha creído, a la manera del Spinoza de la Reforma del Entendimiento4, en la necesidad de una revolución cognitiva, y que para eso se requiere una reforma de la educación, un cambio de paradigma y un cambio de mentalidad. Sin dicha reforma, ¿cómo tomar conciencia de la necesaria metamorfosis del ser humano en humanidad, para lograr su salvación? Pues, el hombre, donde quiera que se encuentre hoy por hoy, está en capacidad de ver y de entender la globalidad de manera virtual, sin tomar conciencia de que es necesario Pensar globalmente, religar, para enfrentar los desafíos de la complejidad. «Estamos en este mundo global enfrentados a las dificultades del pensamiento global, que son las mismas dificultades del pensamiento complejo». Si no hay plena conciencia del Pensamiento global, continuaremos con la auto ecoceguera que ignora que el círculo de la producción, del consumo y de la destrucción, círculo vicioso e infernal, ambicioso y egoísta, bárbaro y cruel, conduce a la ruina individual y colectiva. Dicha reforma conllevaría también ciencia con conciencia para humanizar el mundo, y una conciencia con ciencia para evitar que se vuelva ideológico, fetichista o egocéntrico.

La Batalla de Salamina no tendrá lugar

La Batalla de Salamina según Wilhelm von Kaulbach (1868, Munich)

Nelson Vallejo-Gómez

«¿Es la cuerda del Arco la que triunfa?
¿Es la lanza con tapa de hierro cuya fuerza es victoriosa?»

Esquilo, Tragedia Los Persas (472aJc)

«Ponte en oración mientras enfrento esta batalla desigual y peligrosa»
Hidalgo Don Quijote de la Mancha (1605)

La hipótesis de este ensayo consiste en pensar La Batalla de Salamina, ahora que tenemos el honor y el placer de visitar por primera vez tierra persa, desde el método del pensamiento complejo moriniano.

Salamina era conocida en la Grecia Antigua como una de las ilustraciones del paradigma que marca la frontera entre Asia y Europa. Y este paradigma resulta ser, en la racionalidad instrumental, un paradigma de disyunción, de separación radical, ahí donde dos formas de vida se enfrentan, dos diseños políticos parecen ser supuestamente irreconciliables. Esa confrontación o mejor, dialógica paradigmática, es lo que voy a interrogar, a criticar. De hecho, tengo la intuición de que es a través de un lazo compuesto de Arco y de Lanza (símbolos de Grecia y de Persia) que sacaremos nuevas lecciones, sin objetivos ideológicos, lecciones que no conduzcan a distorsiones retóricas. Las oposiciones irreconciliables y maniqueas ignoran la complejidad, petrificadas en el orgullo sin sentido y la gloria sangrienta.

Además, como veremos más adelante, necesitamos para pensar, desde la complejidad, una tensión paradigmática entre lo complejo y lo disyuntivo, para religar las oposiciones complementarias y necesarias a cualesquier representación disyuntiva en pensamiento, palabra, obra y o-misión.

Por lo tanto los dos mundos, que vamos a religar más que armonizar, sólo están desajustados en consonancia con el paradigma de la separación o de la disyunción.

Necesitamos, por consiguiente, un entendimiento para captarlos en pensamiento, no total u holístico, sino complejo y, aquí y ahora, en un acontecimiento singular que mi singularidad hace revivir. No para reducir su singularidad, sino para promoverlos y verlos en una unidad plural, que se concibe para llegar a la concordia, cuando la coalición hace falta, para llegar a la tolerancia, si el acuerdo escasea, y quizás algún día, para llegar a la fraternidad planetaria. Estos dos mundos conservarán su significado y exclusividad.

Urge acotar que no voy a hacer un «placaje» histórico. No creo, al referirme a Salamina, ir del islote de la inconsciencia al de la distorsión, o, como diría Daryush Shayegan, hacer «placaje», es decir, «conectar dos mundos desajustados para integrarlos en el conjunto coherente de un conocimiento». El diálogo entre mundos distintos, alteridad y heterogeniedad, sólo es posible porque hay una falta. Este pedacito por el cual el pensamiento aspira a tanto, a casi el infinito (la imagen es del poeta Henri Michaux). Y el deseo es parte de ello. El deseo por la alteridad, el deseo por el otro en nosotros mismos y por nosotros mismos en el otro. Digo que la comprensión mutua de dos mundos requiere tanto el paradigma que los concibe de manera desarticulada como el paradigma que los religa en el pensamiento crítico de manera compleja.

No pierdo la esperanza de entender las singularidades, respetando al mismo tiempo su necesidad de irreductibilidad. Quisiera, simplemente, atrapar el hilo de oro del poeta Jean Giraudoux, que nos inspira este ensayo, cuando da una razón, quizás la única amorosamente valedera, por la cual La Guerra de Troya no tendrá lugar (Paris, 1935), en este diálogo poético entre el guerrero persa y el griego:

-Ulises: Conoces la razón de mi partida, Héctor…

-Héctor: La conozco. La nobleza.

-Ulises: No es precisamente por eso… Andrómaca tiene el mismo parpadeo de ojo que Penélope.

América Latina, un semillero de complejidad

Edgar Morin y Nelson Vallejo-Gomez en el Templo de Pachacamac, Lima, 2007

Por Nelson Vallejo-Gómez

Traducido del francés por Mercedes Vallejo (Universidad de Antioquia)


«América Latina es un semillero de complejidad que vive a la temperatura de su propia destrucción, de su propia creación, es la esperanza de metamorfosis para Occidente».
Edgar Morin


La recepción de la obra de Edgar Morin en América Latina es la aventura humana del mestizaje y la complejidad en extremo occidente. Sus iniciados buscan inspirarse para salir del laberinto de las soledades, para combatir la violencia y la corrupción, la crueldad y la indiferencia de toda índole, para contrarrestar la estupidez de la objetividad obsesiva en la racionalización instrumental, la subjetividad delirante en las ideologías, para aprender de las cegueras del conocimiento, que son el error y la ilusión, entrelazando ciencia con consciencia, para luchar por los principios de un conocimiento pertinente en la gobernanza y la gobernabilidad de un estado de derecho, para enseñar aprendiendo la condición humana y la identidad terrenal, las incertidumbres y la comprensión, para regenerar la ética del género humano, en tanto reconocimiento cuidadoso de la espada a doble filo: homo sapiens ↔ demens, es decir la religación en todo pensamiento, acto y omisión de la trinidad encarnada: individuo ↔ sociedad ↔ especie, en fin, para darle un sentido dialógico en clave Poética de Civilidad al bucle vivencial: sexo, sentimiento y pensamiento, en lo íntimo, lo privado y lo público, en lo responsable, lo solidario y lo fraterno.

La obra de Morin no se comprende en América Latina como un esquema teórico, estructuralista o existencialista al estilo Sartre o Althusser, Lacan o Foucault y, mucho menos, al estilo Bourdieu. Estos han tenido y tienen aún su altar respectivo en el legado latinoamericano de corte euro-centrista; se han construido en sus nombres fronteras disciplinares a la imagen del Viejo Continente.

Lejos de ser la de un “espíritu dominante y seguro de sí mismo” −como decía Raymond Aron de Pierre Bourdieu−, la obra de Morin es acogida en los países latinoamericanos como la aventura interdisciplinar de un genio marginal y un partisano inspirador, que busca vincular los saberes académicos con el conocimiento legendario de la experiencia vivida.

Laboratorio de complejidad por excelencia, el estudio de los pueblos y de la sociedad multicultural en América latina muestra que la jerarquía de los saberes es el juego de poder en donde los vencedores imponen su marca; que las lógicas del conocimiento relacionan paradigmas que, a veces, compartimentan lo real y, otras veces, lo religan. Por esto, el pensamiento complejo de Morin se puede entender como una estrategia de pensamiento en acción y acción pensada, que busca aprehender la complejidad del individuo, de la sociedad y de la naturaleza.

Entonces, ¿qué pasa con esta recepción? ¿A qué se refiere? ¿Dónde están los hombres y las mujeres, incluso las instituciones que hoy en día animan la causa y la misión de Morin en Extremo Occidente? ¿Por qué Morin considera que América Latina es como un “semillero de complejidad”, un “laboratorio” para el Pensamiento Complejo, para la causa, la misión y la obra moriniana? ¿Cómo y por qué el mestizaje latinoamericano podría ser como el supplément d’âme –si se piensa en Henri Bergson– para tener una comprensión contemporánea de la condición humana a escala planetaria, para la aprehensión de un universal concreto, viviente y regenerado, para ser un reservorio po-ético de humanología para la Tierra-Patria?

Ya veremos cómo y por qué esta recepción ha pasado y pasa todavía por las personas, antes de ser una obra que se ponga bajo el cristal de las instituciones escolares o universitarias.

La recepción de la obra de Morin es una aventura humana y personal. ¿Será acaso una de las razones por las cuales dicha recepción sigue siendo más individual y hasta anarquista?

De la disrupción liberal a la ética del entramar

Por Nelson Vallejo-Gómez

“Toda mirada sobre la ética debe percibir que el acto moral
es un acto individual de entramar (“relier”):
entramar con el prójimo, entramar con una comunidad,
entramar con una sociedad y, en el límite,
entramar con la especie humana.”

Edgar Morin, El Método 6 – Ética (Paris, 2004)


La propuesta de poner en tensión conceptual los vocablos disrupción y ética viene de la intuición (por confirmar en la reflexión y el debate), que ahí se plantean puntos de pensamiento y acción diferentes y complementarios. Nuestra tesis es que la disrupción pone en evidencia un pensamiento disyuntivo y la ética, un pensamiento complejo. Por consiguiente, donde hay fuerzas que separan y destruyen, generar pensamiento crítico, pedagogía y educación es más que un deber ético, es un imperativo de regeneración necesaria para la sobrevivencia de un sistema abierto. De igual manera, nuestro tema pone de manifiesto poli crisis que atestan la existencia de un conflicto de paradigmas entre las dinámicas de lo tradicional y lo moderno, entre cosmovisiones y cambios radicales y generacionales.

El desafío reside en que la disrupción aparece, en el ámbito socio-económico, político y hasta cultural contemporáneo, como una propuesta liberal inédita, que regenera el capitalismo tradicional, la dinámica empresarial y la gestión del cambio en situación de crisis de mercadeo, es decir, regenera el sentido y dinamiza el entramado comunitario necesario a la conducción de políticas públicas o privadas, inspirándose en la revolución digital y en la economía algorítmica. La dinámica disruptiva conllevaría entonces, en su lógica innovadora, la emergencia de un dato inédito y de un hecho cualitativo que rompería los círculos viciosos de los sistemas económicos, sociales, políticos y culturales.

La disrupción es corte, ruptura e intrusión que busca “liberar energías” (“innovación destructora”, diría Schumpeter1), generando así un choque propicio o impropio de tradiciones y culturas. ¿Cómo lo hace y qué consecuencias trae? Lo hace desgranando, dispersando y desnuclearizando los componentes del sistema existente. Las consecuencias que trae, en la ruptura de los tejidos propios a un sistema familiar, empresarial, nacional, internacional, social, económico, político y cultural aparecen en lo que ocurra cuando hay “río revuelto” o después de “patear” las fichas, las reglas y costumbres del juego.

¿Cómo contrabalancear la disrupción? Proponemos hacerlo con la ética del entr-amar.
La ética es una forma de ser en cuanto a la manera de comportarse, por lo que la ética le apunta más a forjar carácter y a la pedagogía. Con lo cual se requiere voluntad y energía. Al romper códigos, tradiciones y reglas, la disrupción libera fuerzas y genera situaciones que se pueden enfrentar con la moral, el orden o las reglas existentes, pues lo que emerge de entrada es caótico. En tal caso, diríamos que la disrupción des-une o des-entrama, mientras que la ética une y entrama. Un comportamiento ético genera naturalmente confianza (deontología, por ejemplo), lo disruptivo provoca desconfianza, por lo abrupto, lo inesperado y lo inapropiado.

¿Dónde reside entonces la complementariedad posible, la conjunción en juego creativo entre lo ético y lo disruptivo? ¿Puede la disrupción liberar energías que sirvan a fraguar caracteres, en relación de confianza y comportamiento ético? ¿Con qué artificios conceptuales captar, en su debido momento, lugar y contexto la novedad de la innovación o lo realmente cualitativo? Pues téngase por entendida esta alerta de Bernard Stiegler: “La disrupción es lo que va más rápido que toda voluntad, tanto individual como colectiva”2. La dinámica disruptiva provoca reacciones en cadena. El arte reside en restablecer las regulaciones necesarias al equilibrio momentáneo, pero necesario, del sistema en ebullición permanente.

Razón por la cual percibimos en la disrupción y la ética una convocatoria al pensar, pues la explosión voluntaria o accidental de los sistemas de convivencia genera estragos y hasta horrores. La historia del mal absoluto, la de los crímenes de lesa humanidad nos enseña que, cuando no se piensa, se sufre la barbarie. Luego, el mal también tiene su historia propia, no surge de la nada. Pensando con Hannah Arendt3 y con Edgar Morin4, hay que considerar a la falta de pensamiento crítico, es decir, al comportamiento irreflexivo y a la carencia de ética como un síntoma radical de totalitarismo mental y de debilidad humana, ante la potencia maligna, su actualización y banalización. Acotemos, ahí mismo, que también tenemos que imaginar la positividad del caos y el posible parabién de la disrupción.

« Relier les connaissances » ou la métamorphose des disciplines

Por Nelson Vallejo-Gómez

« Armés d’une ardente patience »
Arthur Rimbaud


Un jour viendra où les historiens de l’éducation reconnaîtront en l’œuvre d’Edgar Morin l’un des
apports les plus significatifs pour comprendre, en amont, ce que la Loi française d’orientation et de
programmation pour la refondation de l’école de la République nomme socle commun de
connaissances, de compétences et de culture (Loi n° 2013-595). En effet, cette loi stipule, à l’article 13
modifié, que « la scolarité obligatoire doit garantir à chaque élève les moyens nécessaires à
l’acquisition d’un socle commun de connaissances, de compétences et de culture, auquel contribue
l’ensemble des enseignements dispensés au cours de la scolarité. Le socle doit permettre la
poursuite d’études, la construction d’un avenir personnel et professionnel et préparer à l’exercice de
la citoyenneté. »

On pourrait dire que toute l’œuvre de Morin est une encyclopédie, une propédeutique qui
converge à l’émergence d’un tel socle. Elle contribue à former la jeunesse et à montrer qu’il est
possible de répondre aux grands défis que les connaissances, les compétences et les cultures doivent
affronter, quand viendra la réforme concrète du système scolaire que les États-nations ont hérité des
temps modernes et du scientisme du XIXe siècle, et que nul n’ose réformer pour de bon, à en croire
les évaluations internationales qu’élabore l’OCDE. En effet, la réforme de ce système éducatif
remettrait en cause la pyramide des savoirs, des pouvoirs et les logiques binaires qui gouvernent la
mentalité d’un certain Occident guerrier, sûr de lui et conquérant, malgré sa crise notoire des
principes de gouvernance et de développement.

Celebración en la Unesco: Edgar Morin con Federico Mayor, Vallejo-Gómez, y Gustavo López Ospina. París, 1981

Depuis L’Homme et la mort (1951) jusqu’à Enseigner à vivreManifeste pour changer l’éducation (2014), en passant par Le Paradigme perdu : la nature humaine (1973), L’Unité de l’Homme
(1974), Relier les connaissances – le défi du XXIe siècle (1999), La Tête bien faite (1999), Les Sept
Savoirs nécessaires à l’éducation du futur
(1999-2000), sans évoquer ici directement, mais en
filigrane, son Opus Magna, La Méthode (6 tomes, 1977-2004), Edgar Morin n’a eu de cesse de
considérer comme fondamentale une révolution cognitive, qui passe par une réforme de l’éducation,
un changement de paradigme et de mentalités. Sans cette réforme, comment prendre conscience
de la nécessaire métamorphose de l’humain en humanité, en vue de son salut ? Car l’homme, où
qu’il se trouve aujourd’hui, est en mesure de voir et d’entendre numériquement global, sans pour
autant prendre conscience qu’il faut penser global, i.e. relier, relier, relier pour affronter les défis
de la complexité. «Nous sommes dans ce monde global confrontés aux difficultés de la pensée
globale, qui sont les mêmes que les difficultés de la pensée complexe» Sans la pleine conscience
du penser global se poursuivra l’auto-éco-aveuglement, qui ignore que le cercle de la production,
de la consommation et de la destruction, cercle vicieux et infernal, ambitieux et égoïste, barbare et
cruel mène à la ruine individuelle et collective. Une telle réforme appellerait aussi à une science
avec conscience pour humaniser le monde, et à une conscience avec science pour ne pas le rendre
idéologique, fétichiste ou égocentrique.

En somme, Edgar Morin peut être appelé l’éducateur-type d’une civilisation terrienne à l’ère
planétaire, comme jadis, mutatis mutandis, Homère le fut pour la civilisation de l’Antiquité
grecque. Toute l’œuvre morinienne converge en une sorte d’éthique du bien-penser, en Socle
commun pour une politique de civilisation. Edgar Morin donc, l’éducateur planétaire !

Morin a toujours été un rebelle pour l’institution universitaire sclérosée. D’aucuns s’étonneraient de sa célébrité tardive, alors que son œuvre colossale se trouve aujourd’hui traduite dans plus de 32 langues, qu’il a reçu plus de 30 doctorats Honoris causa à travers le monde, et que l’on peut dire de Morin, avec admiration pour l’œuvre et respect pour l’homme, ce qu’Alain Touraine a dit en 2001, lorsque nous avons célébré les 80 ans d’Edgar à l’UNESCO : « Voici un sociologue planétaire ! » À quoi, nous avons ajouté, pour donner le titre à l’hommage d’alors, organisé avec l’aide de Gustavo Lopez Ospina et en présence de Jack Lang et de Federico Mayor : « Morin, l’Humaniste planétaire ».

La complejidad y el Confucionismo

La complejidad y el Confucionismo por Nelson Vallejo-Gómez, filósofo franco-colombiano, invitado especial de la Cátedra ALEPH, Universidad Nacional de Colombia, sede Manizales – Informe de Relatoría, Sesión 9 Versión 30, martes 28 de marzo del 2017

Informe de Relatoría escrito por Martín Eduardo Estrada-Ramírez

Vallejo-Gómez se permite plantear una tesis en la que desestima la tendencia que albergamos en occidente. De acuerdo con él, actualmente existe una ruptura del ideal de persona por el enfoque que poseemos del proyecto de modernidad; con seriedad sostiene que “la razón, la técnica, la economía y los instrumentos no presentan una buena conexión con nuestro entorno” por el simple hecho de alojar una patología reduccionista de carácter cuantitativo. Vallejo-Gómez rechaza la concepción de reducir la razón, la educación y el progreso a algoritmos matemáticos que se traducen en una simple sistematización de nuestro mundo, inhibiendo la posibilidad de ampliar los medios, de expandir nuestros horizontes.

Vallejo-Gómez entrevistado por los medios manizalitas tras su intervención en la Cátedra Aleph.

Es martes 28 de marzo del 2017, no son más de las 9:10 de la mañana y el recinto en el que acostumbramos a desarrollar nuestra Cátedra Aleph ya tenía algunos asistentes. No se trató de una sesión usual porque las sillas más próximas a la puerta del recinto ya estaban ocupadas por cuatro personas: el docente Andrés Salas, director del Centro de Idiomas de la sede; la profesora Luz-Stella Cardona, gestora de proyectos desde la perspectiva de la complejidad; Carlos-Enrique Ruiz, ingeniero de caminos y de crepúsculos; y Nelson Vallejo-Gómez, filósofo franco-colombiano e invitado especial de la sesión. Fue tan inusual que varios de los participantes debimos acomodarnos en asientos distintos a los que normalmente usamos, suponiendo desde ese momento y desde esa nueva posición el acercamiento a un conocimiento de nuevas ideas, perspectivas y propuestas que nuestro invitado especial estaba a punto de exponer.

Carlos-Enrique Ruiz (izq.), «un hunsi o un hombre ideal en nuestra era contemporánea», según Nelson Vallejo (der.)

Carlos-Enrique dispersó un poco el ambiente insólito de la Cátedra al ser el primero en tomar la palabra, como normalmente ocurre en las demás sesiones. Nos extendió un amable saludo; seguidamente, aprovechó  para presentar a los docentes que nos acompañaban y no dudó en dar una merecida bienvenida a Nelson Vallejo, en la que reseñó su impecable hoja de vida, destacó las no pocas gestiones que Vallejo ha hecho en aras de la educación y resaltó, a través de los más adecuados y magníficos adjetivos, toda la labor llevada a cabo por este personaje de connotación internacional. Carlos-Enrique siguió su introducción y nos aseguró que hace no más de cuatro años Vallejo había compartido una sesión de Cátedra Aleph en la que se logró sacar provecho a todas las consideraciones y argumentos expresados por nuestro invitado y que esta sesión, la número IX de la trigésima versión de Cátedra Aleph, no sería la excepción luego de que Nelson nos pusiera en sintonía con los pensamientos de Edgar Morin y los conceptos de las “Analectas” de Confucio… El director de la cátedra prefiere no extenderse más, al ser consciente de que Nelson no podía acompañarnos hasta más allá de las 10:30 de la mañana. Cede la palabra a Nelson y a partir de ese instante se convierte en el fotógrafo oficial de la Cátedra. Nelson Vallejo-Gómez inicia su intervención a través de un saludo general y agradece las generosas palabras que Carlos-Enrique Ruiz le había dedicado minutos atrás. Opta, además, por considerar a Carlos-Enrique como un hunsi o un hombre ideal en nuestra era contemporánea, y es allí cuando el invitado incorpora por primera vez la corriente confuciana al mencionar el ideal de persona para este filósofo chino. (…)

«La concentración era tan abrumadora que ni siquiera un par de flashazos provenientes de la cámara de Carlos-Enrique consiguió desconcentrarnos.»

La actitud depredadora, sostiene Vallejo, nos encasilla en un consumo material que sólo repercute en factores negativos apoyados en un semblante egoísta y muy individualista. Ese semblante, escaso de altruismo, genera una descomposición del tejido social, en la que se desprecia el interés por lo público y se atenúan las posibilidades de diálogo.

Vallejo trata de dejar claro que el problema no estriba en la existencia de las diferencias, sino en la inexistencia de la participación que se tiene a la hora de acordar una forma de resolver las diferencias. De acuerdo con él, el pacto que formemos para resolver las diferencias siempre nos une, pues ahí es donde se robustece la sociedad democrática y los principios colectivos y se hunde la idea reduccionista y simplona de solucionar la diferencia a través de la prohibición, la discriminación y las injustas estigmatizaciones.

La foto de grupo tras «una sesión histórica», según Carlos Enrique Ruiz (al centro) con Vallejo-Gómez (de corbata)