Vallejo-Gómez con Claude Allègre,en París (septiembre de 1999)

Que era un polemista inveterado, ¡de acuerdo! ¡Pero qué brío! ¡Qué espíritu combativo, qué lances imparables de esgrimista cyranesco! ¡À la fin de l’envoi, je touche! (al final del envión, hiero)!

Los debates, las controversias, incluso las disputas pasadas de moda, lo revigorizaron. Le gustaba pensar a contracorriente, tener razón o no contra todos lo hacía más duro, más incisivo, más disruptivo, más creativo. Incluso creo que en el fondo estaba feliz por eso. No en vano había elegido ser investigador en ciencias de la vida y de la tierra, un investigador muy controvertido, quizás más político que investigador. Fue telúrico y volcánico.

Tenía una nueva idea cada minuto sin preocuparse si la administración pudiese seguirle el ritmo. Vivió a la temperatura prodigiosa de su propia destrucción creativa. Claude Allègre fue un científico muy controvertido, un investigador muy hábil, pero sobre todo un político visionario al encarar los desafíos inherentes a la educación, la ciencia y la tecnología para la innovación en la economía del conocimiento.

Fue el primero en darse cuenta de que, sin una reforma radical de la escuela al laboratorio, no habrá una economía del conocimiento significativa; por eso fue el primero en concebir, a través de la Declaración de la Sorbona, en mayo de 1998, que la comunidad europea debería poner en marcha un sistema para armonizar la diversidad ilegible de su sistema de educación superior, dando lugar al proceso de reconocimiento institucional de la formación #SorbonneBologne. Consciente de que la oferta de educación superior francesa debía ser internacional e internacional, creó EduFrance, que posteriormente se convirtió en #CampusFrance. Fue el primero en proponer, inspirado en esta Declaración, una reunión sin precedentes en París de los ministros responsables de la educación y de la educación superior en Europa y América Latina, dando origen al inconcluso proceso #ALCUE (septiembre de 2000).

Fue el primero en reconocer la importancia del trabajo de Edgar Morin en materia de educación y en pedirle que presidiera el primer consejo científico de educación nacional, en relación con el proyecto de reforma «qué saber enseñar en las escuelas secundarias». En abril de 1998 se le presentó un informe basado en las Jornadas Temáticas “Conectar conocimientos, el desafío del siglo XXI”. ¡El ministro lo encontró, ay! por más disruptivo que él, porque se trataba de una reforma paradigmática y de ningún modo programática del sistema educativo, entonces, el informe fue “decantado” por su famoso “Mamouth”; pero, gracias a este informe posterior, pudimos sacar a la luz en la UNESCO, a nivel internacional, #LosSieteSaberesNecesarios para la educación del futuro (octubre de 1999), con el apoyo de Gustavo López Ospina y el fallecido Federico Mayor.

Fue el primero en recibir el proyecto de Jean-Michel Blanquer de crear un Instituto de las Américas y apoyarlo. #JackLang aceptó seguir adelante y confiar su presagio a Blanquer. Claude Allègre dio su apoyo incondicional a la propuesta de #CandidoMendes, de crear una #AcademiaDeLatinidad, con el fin de promover los principios y valores de las lenguasculturas latinas en una globalización perturbada por la violencia y la indiferencia. Claude Allègre fue un hombre cuyo pensamiento estaba en acción, quizás disruptivo, siempre creativo. No puedo abarcar en estas pocas palabras todo lo que aportó a Francia, a Europa y a América Latina, él, que preconizó una cooperación educativa, académica y científica con Brasil, México y Estados Unidos a un nivel que desde entonces sigue reduciéndose como piel de zapa. Fue un gran honor haber podido conocerlo y llevar conmigo algunas de sus lecciones para mejorar la educación, la ciencia y la cultura. Gracias, querido Claude Allègre. Paz en tu tumba. Anamnèse.

París, 4 de diciembre de 2025