Del futuro al pasado olvidado: diversidad y/o alteridad cultural

Nelson Vallejo-Gómez

Traducido del francés por Mercedes Vallejo, UPB, Medellín

“No apaguéis el espíritu; no menospreciéis las profecías;
examinadlo todo, retened lo que es bueno,
absteneos del mal bajo cualquier forma”

San Pablo a Los Tesalónicos

Para encontrar en nuestro presente incierto la aurora del porvenir, será necesario escuchar y mirar de nuevo lo que yace, agitando el futuro, en el pasado de las culturas mestizadas. El horizonte de este porvenir es y será: la tolerancia. Así, para que emerja en esta Tierra humanismo con rostro humano, una Nova Humanología, es necesario encontrar el “futuro olvidado” en y por la tolerancia. Es necesario recorrer con el espíritu ciudades, culturas, lugares de memoria compleja que son como homenajes a la tolerancia en un momento en el cual la concordia en la inteligencia está amenazada por el fanatismo, por el egoísmo y por el odio del otro en su irreductibilidad de sí mismo; en un momento en el cual aparece la angustia suprema en los espíritus que ya no logran entenderse en la comprensión de las lógicas diferentes y opuestas y, sin embargo, complementarias a la vida.

Existen, en efecto, lugares que conservan en la memoria el testimonio de un “mosaico de comunidades” -aunque algunos quieren verlos como el espejo de una historia monocorde e identificable-. Dichos lugares son el recuerdo de la concordia, de la alteridad y de la tolerancia; trazan en las viejas piedras, que forman los muros de hoy, el arte de saber que una ciudad y una cultura se hacen de “cruces”, de mestizajes inter-retroactivos. Yo lo vi y lo viví una noche en la frontera entre oriente y occidente, en Tesalia -consagrada en 1997 como ciudad europea de la cultura: Thessalonikè alejandrina, luego bizantina o Salónica, otomana o “nueva Sefardí”, y finalmente, Tesalia, ciudad compleja.

Para pensar en la cultura, necesitamos tener en mente la complejidad histórica y creadora de memorables lugares que dan cuenta del intercambio cotidiano y vital de los grupos organizados en etnias y religiones diferentes, autoeco cultivándose a partir de civilizaciones ricas y variadas en la encrucijada ardiente de lo familiar y de lo extranjero. Es así como, pensando en la complejidad histórica de esa “parte planetaria”, pienso en la tríada conceptual cultura↔ética↔equidad, a la que le sigue un “bucle complejo”, operador que se define en la obra de Edgar Morin.

Cusco – Sinfonía Pétrea en seis compases y una melodía

Cusco – Symphonie minérale en six mesures et une mélodie

Por Elio Iván Rodríguez Chávez

Version française de Sophie Corriez et Nelson Vallejo-Gómez

En hommage à l’université San Antonio Abad qui, depuis le Cusco, centre du Pérou et du monde, éclaire l’intelligence du temps, en son 313ème anniversaire.

I
Cusco, ciudad de piedra
Manco Cápac y Mama Ocllo
por mandato del Sol, su padre,
al darles forma y ponerlas una a una
les dejaron el soplo eterno de la vida.
Tu eternidad, Cusco, viene del Espíritu
que nace de tus soleadas piedras.
Al contemplar atónito tus muros
desde su silencio indiferente habla.
Por las junturas que separan las unas de
las otras
sale tu voz desde las entrañas de la
historia.
Cusco inmortal, Cusco sagrado,
el tiempo enmudeciéndolas las mantiene
cantando.
Cantando en coro ante la corte imperial
del sol, la luna y las estrellas
Las escucho con el viento y acaricio con
los ojos.
Ellas también son chasquis
que sin moverse de su sitio
toman la posta de los tiempos,
desde el pasado hacia el futuro.

I
Cusco, cité de pierre
Manco Capac et Mama Ocllo,
émissaires de leur père, le Soleil, offrirent
à chaque pierre le souffle éternel de la vie,
afin de leur donner forme et disposition.
Ton éternité, Cusco, vient du souffle
qui naît de tes pierres ensoleillées.
Je contemple étonné tes murs
d’où parle leur silence indifférent.
Par les interstices qui séparent chaque
pierre des autres
Jaillit ta voix depuis les entrailles de
l’histoire.
Cusco immortel, Cusco sacré,
le temps, à force de les contenir muettes,
emmure les pierres chantonnantes.
Entonnant en choeur devant le cortège
impérial
du soleil, de la lune et des étoiles.
Je les écoute à travers le vent
et je les caresse de mon regard.
Les pierres aussi sont des messagères ;
immobiles,
elles sont le témoin de tous les temps,
du passé jusqu’au futur.