Nelson Vallejo-Gómez
Original de una conferencia pronunciada en francés en la Conferencia Internacional de la Académie de la Latinité, Teheran, sábado 9 de marzo de 2002
«¿Es la cuerda del Arco la que triunfa?
¿Es la lanza con tapa de hierro cuya fuerza es victoriosa?»
Esquilo, Tragedia Los Persas (472aJc)
«Ponte en oración mientras enfrento esta batalla desigual y peligrosa»
Hidalgo Don Quijote de la Mancha (1605)
La hipótesis de este ensayo consiste en pensar La Batalla de Salamina, ahora que tenemos el honor y el placer de visitar por primera vez tierra persa, desde el método del pensamiento complejo moriniano.
Salamina era conocida en la Grecia Antigua como una de las ilustraciones del paradigma que marca la frontera entre Asia y Europa. Y este paradigma resulta ser, en la racionalidad instrumental, un paradigma de disyunción, de separación radical, ahí donde dos formas de vida se enfrentan, dos diseños políticos parecen ser supuestamente irreconciliables. Esa confrontación o mejor, dialógica paradigmática, es lo que voy a interrogar, a criticar. De hecho, tengo la intuición de que es a través de un lazo compuesto de Arco y de Lanza (símbolos de Grecia y de Persia) que sacaremos nuevas lecciones, sin objetivos ideológicos, lecciones que no conduzcan a distorsiones retóricas. Las oposiciones irreconciliables y maniqueas ignoran la complejidad, petrificadas en el orgullo sin sentido y la gloria sangrienta.
Además, como veremos más adelante, necesitamos para pensar, desde la complejidad, una tensión paradigmática entre lo complejo y lo disyuntivo, para religar las oposiciones complementarias y necesarias a cualesquier representación disyuntiva en pensamiento, palabra, obra y o-misión.
Por lo tanto los dos mundos, que vamos a religar más que armonizar, sólo están desajustados en consonancia con el paradigma de la separación o de la disyunción.
Necesitamos, por consiguiente, un entendimiento para captarlos en pensamiento, no total u holístico, sino complejo y, aquí y ahora, en un acontecimiento singular que mi singularidad hace revivir. No para reducir su singularidad, sino para promoverlos y verlos en una unidad plural, que se concibe para llegar a la concordia, cuando la coalición hace falta, para llegar a la tolerancia, si el acuerdo escasea, y quizás algún día, para llegar a la fraternidad planetaria. Estos dos mundos conservarán su significado y exclusividad.