Sociología Clínica en la era planetaria

Diálogo con Vincent de Gaulejac

Por Nelson Vallejo-Gómez

(Versión en castellano del original en francés. Paris, otoño de 2013)

Desde la década de los 70s el concepto de Sociología Clínica se transformó en una clase de identidad conceptual propia, propagándose en Europa, Estados Unidos y América Latina; despertando el interés de aquellos que no se sentían cómodos en sus respectivas disciplinas, debido a que no se lograba establecer la articulación entre Individuo/sociedad, lo psíquico/social, la historia personal/historia social, lo que proviene del sujeto y lo que es producto de las determinaciones sociales.

La Sociología Clínica se consolidó entonces como una metodología orientada a los individuos en búsqueda de equilibrio emocional, una respuesta a las inconformidades como producto de conflictos provocados por la relación con diversas filiaciones. La hipótesis principal de esta metodología propone lo siguiente: “El individuo es producto de una historia en la cual, el individuo busca convertirse en sujeto”.

¿Cuál es el panorama actual de este enfoque pluridisciplinar, incluso inter y transdiciplinario en Francia, en el mundo y sobre todo en América Latina? En vísperas de su viaje a Argentina y Chile, donde presentaría la traducción y publicación en español de su libro Neurosis de clase (Buenos Aires, 2013), nos reunimos en Paris con uno de los fundadores de la sociología clínica, Vincent de Gaulejac, profesor en la Universidad de Paris 7 – Denis Diderot, director del Laboratoire de changement social. La metodología que se conoce de manera pluridisciplinar como sociología clínica proviene de este laboratorio, en el cual se encuentran varios psicólogos iconoclastas y creativos. En un principio, se trataba de un equipo de investigación pluridisciplinar, fundado en la década de los 70s por Max Pagès, con el propósito de intentar comprender las articulaciones económicas, políticas, ideológicas y psicológicas del poder en las organizaciones.

Vincent de Gaulejac también es uno de los miembros fundadores del l’Institut international de sociologie clinique. Para conocer sus publicaciones y trayectoria de vida y profesional, cf. http://www.vincentdegaulejac.com

NVG – Estimado Vincent, ¿también se abordan en tu laboratorio interrogantes de filiación en la lógica del pensamiento complejo, en forma de bucles conceptuales retroactivos, en especial el de la macro triada conceptual individuo-sociedad-especie (Morin, 1971)?

VdG – Edgar Morin es sin duda un referente de la sociología clínica. Desde la década de los 70s, junto con Max Pagès, evocamos la idea de una problematización múltiple, de contradicciones, de recursividad, de procesos transversales con relación al análisis de una multinacional, IBM, para demostrar cómo este sistema se construyó fundamentado en las relaciones entre individuo, organización y sociedad (1). En L’histoire en héritage (Payot & Rivages, Paris, 2012), planteo la pregunta: ¿cómo el individuo se transforma a partir de sus diferentes filiaciones en un agente de historicidad, en un autoproductor de su propia historia individual? En un mundo globalizado, atravesado aquí y allá por tantos puntos de referencia en el que los puntos cardinales se tornan vagos, incluso inciertos; el sentido de la vida del individuo, las relaciones con la tradición y la modernidad se convierten en algo urgente, en algo indecidible, en una angustia. Hace falta entender que la historia de vida de todos los individuos forma parte de un movimiento dialéctico existencial, en el cual el sujeto humano, enfrentado a las múltiples determinaciones sociales, familiares y psíquicas, intenta encontrar una unidad y dar sentido a su existencia.

NVG – Pero nuestras predeterminaciones no sólo se conforman de la huella social, también se conforman de la herencia cósmica y biológica. Nuestros metabolismos y metamorfosis condicionantes también son fisicoquímicos, antropológicos e incluso psíquicos y poéticos. Un individuo no solo se compone de una herencia social y/o cultural…

VdG – Ciertamente, pero trabaje principalmente en la articulación psicosocial. No estoy familiarizado con el área de la materia o la biología, ni tampoco con la orgánica o la creación poética, aunque todo esto podría estar identificado de manera implícita en un enfoque de sociología clínica.

NVG – ¿Por qué razón?

VdG – No se puede hacer de todo. No soy otro Edgar Morin. No tengo esa capacidad de síntesis. Renuncié a encaminarme hacia la biología desde el comienzo. ¿No es una cuestión de método? ¿O es la idea de una pluralidad de caminos?

NVG – De hecho, en la obra de Morin, lo biológico es la condición vital de la especie humana, que también incluye su condición mamífera, es decir su condición animal.

VdG – Me ocupo más por los humanos en sociedad.

NVG – ¿Quieres decir que nuestra parte animal es inherente a nuestra condición?

VdG – Quizás, pero no he explorado esa dimensión. Me parece que ya tenía suficiente con trabajar mi pequeña parte de complejidad.

NVG – Hablaremos más adelante de esta noción de sujeto, como la concibes en la sociología clínica. Analicemos por el momento el sintagma sociología clínica. ¿Podrías recordarnos su génesis, sus categorías, su metodología, su teoría? ¿De qué manera se podría decir que se trata de un aporte substancial para comprender el sujeto imbricado en nuestras sociedades actuales, sus crisis, sus evoluciones o sus mutaciones?

VdG – Existe un interés epistemológico y teórico en poner en perspectiva el análisis sociológico y el enfoque clínico (2). La tensión entre estos dos términos es interesante, tanto que la postura sociológica parece a priori distante de la sensibilidad clínica que se aproxima a las vivencias, a los sentimientos, a los
afectos, abierta al psicoanálisis, a la cuestión del inconsciente y las emociones. Para nosotros, el termino clínico no nos remite a la idea de cuidado (una sociedad no se cuida) sino a la idea del “hombre en situación” tan apreciada por Daniel Lagache. La sociología clínica se interesa en la dimensión existencial de las relaciones sociales y las relaciones íntimas entre el ser del hombre y el ser de la sociedad. En nuestro grupo de investigación hay antropólogos, historiadores, administradores, economistas, filósofos, psicólogos e investigadores de las ciencias de la educación y la comunicación. Intentamos que las fronteras disciplinarias sean asequibles, que se reduzcan las divisiones teóricas, que se articulen los diferentes registros disciplinarios, en pocas palabras: que se sobrepase el estancamiento del freudo-marxismo, e incluso el estructuralismo.

Nos identificamos con las interrogantes que planteó Enrique Pichon-Rivière, un psicoanalista argentino de origen suizo, que en 1975 afirmó: “Podría decir que mi vocación por las ciencias humanas surgió del intento por resolver este conflicto entre dos culturas. A causa de la migración de mis padres desde Génova a Chaco, lo que me permitió, desde los 4 años de edad, ser testigo y al mismo tiempo protagonista de una inserción de un grupo minoritario europeo dentro de un contexto de vida primitiva. Mi interés por la observación de la realidad tiene su origen en el mito y la magia.” Se trata de establecer los “lazos” entre elpsicoanálisis y la sociología, entre la psicología clínica y la sociología clínica.

Para mí, en un principio, se trata de despertar una corriente más o menos minoritaria, de acuerdo con los países y las épocas, que se interese por las vivencias del sujeto, por aquello que se puso de moda después de ser nombrado “sociología del individuo” o “sociología del sujeto”. Esto ocurrió mucho antes de Alain Touraine.

NVG – ¿Podrías precisarnos que entiendes por “sociología del sujeto mucho antes de Alain Touraine”?

VdG – Touraine escribió mucho sobre el “regreso del sujeto”, pero para nosotros, el sujeto nunca se fue.

NVG – Podría ser que Touraine hablaba más del olvido del sujeto en las ciencias humanas y sociales, como una especie de olvido metafísico, como diría Heidegger del olvido del ser, en la filosofía moderna y contemporánea. ¿Crees que exista un olvido del sujeto en la sociología?

VdG – De hecho, el sujeto fue más atacado que olvidado, con respecto a la idea de un sujeto libre, un sujeto que piensa por sí mismo, un sujeto “autónomo”. Una parte de la sociología se fundamenta en contra de la idea del sujeto abandonando la subjetividad que se considera como un registro exclusivo de la psicología. El mérito de Touraine, y de algunos otros en su línea, es el de haber rehabilitado el
cuestionamiento en torno a un individuo que no es sólo el juguete del determinismo social.

NVG – ¿De ahí se deriva entonces tu paso por el existencialismo Sartreano en tu reflexión sobre la evolución epistemológica de la sociología clínica?

VdG – Sartre Escribió en su célebre novela, La Náusea, esta sentencia despiadadamente binaria: “Pero hay que escoger: vivir o contar”. No obstante, cuántas personas viven y se cuentan sus historias y cuántas, se cuentan sus historias para intentar vivir… Esto quiere decir que, si la cuestión del sujeto se plantea en la sociología clínica, es porque sufre de una suje-ción, y eso me parece primordial. Me referí a esta interrogante en el libro Qui est “je”? (Seuil, Paris, 2009). La obra trata sobre la interrogante, sobre la construcción de la identidad individual en las sociedades hipermodernizadas, que se caracterizan por la inconstancia de recursos y de marcos sociales a partir de los cuales los individuos puedan organizar su vida. Esto me parece que se relaciona directamente con el cogito sartreano, es decir: Lo importante no es lo que han hecho de nosotros, sino lo que hacemos con lo que han hecho de nosotros.

NVG – Si me lo permites, también preguntaría: ¿qué ocurre con la libertad del sujeto en esa perspectiva en la cual la su-jeción es el fundamento primordial? Aunque la idea de un sujeto dinámico y complejo, que se la pasa haciéndose y deshaciéndose, me parece inspiradora para designar al sujeto contemporáneo, cuya trama subjetiva nos recuerda el “hacer y deshacer, esa es la cuestión” del poeta Francis Ponge, o el tejer y destejer de Penélope.

VdG – Entre la posición idealista y la posición determinista, uno se puede reusar a escoger entre los dos y considerar al individuo como el producto de una historia en la cual este busca convertirse en el sujeto. Hoy en día, la interrogante de sujeto se plantea en términos de herencia, dicho de otra manera, ¿qué hago o dejo de hacer con mi herencia? ¿Qué hay de mis filiaciones familiares, teóricas o ideológicas? de
hecho, procuro alejar de la dialéctica clásica al sujeto confrontado a la oposición binaria determinismo/libertad. Estar en oposición no tiene sentido, o si lo prefieres, solo produce y reproduce lo mismo, una identidad A=A. Realmente cuando se trata del sujeto existe un dialogo permanente. Ahí se encuentra el pensamiento complejo, como diría Edgar Morin. Me parece que la interrogante no
se sigue centrando en términos de ser o no un sujeto libre. El ser o la sustancia de la libertad ya no está en juego. Desde este momento, la apuesta para un sujeto consiste en comprender las diferentes dimensiones de la sujeción. Por ejemplo, al retomar los análisis de Pierre Bourdieu sobre el “capital cultural” y el “capital social” y considerando que todos estos son a la misma vez soportes, marcos y
cortapisas.

NVG – En esta dialógica constante de filiaciones en medios, marcos y cortapisas, ¿qué hay
de la comprensión, el conocimiento objetivo y la superación de esta herencia para que a la vez sean una identidad individual y colectiva? En conclusión ¿qué es la identidad para la sociología clínica?

VdG – Por lo que a mí respecta, la identidad se construye en la coyuntura de las contradicciones que atraviesan la historia familiar y la trayectoria social de un individuo. Todos somos multideterminados, esto es debido a que no todo el conjunto de estas determinaciones se desarrolla en el mismo sentido, ya que el individuo se debe desarrollar por sí mismo entre la identidad original, la heredada, la anhelada, la deseada y la adquirida, lo que lo define en un momento dado.


(1) M. Pagès, M. Bonetti, v. de Gaulejac, D. Descendre. Paris L’Emprise de l’organisation, (1979, rééd. 1992, 1998, 2008), en collaboration avec : PUF (rééd Desclée de Brouwer). Traduction portugaise, 1987, Sao Paulo: Atlas.

(2) V. de Gaulejac, F. Hanique et P. Roche, La Sociologie clinique, enjeux théoriques et
méthodologiques
, Toulouse, Érès (2007)