La complejidad del factor narcotráfico

Nelson Vallejo-Gómez

(El presente texto busca analizar pasajes de una conferencia dada en el Instituto de Altos Estudios para América Latina (IHEAL), por el entonces Ministro de Justicia de Colombia, Carlos Eduardo Medellín Becerra, en Paris, el 21 de marzo de 1997. Pero el espíritu general y la conclusión son una propuesta estratégica y un desafío, que lanza quien lo escribe, para tratar de pensar un fenómeno transnacional con operadores dialógicos del Pensamiento complejo, inspirados en la obra de Edgar Morin).

«A un mundo superior nadie entra sin su cruz a cuestas»

Fernando González

El 21 de marzo de 1997, el Ministro de Justicia del Gobierno Samper de Colombia, Carlos Eduardo Medellín Becerra, pronunció en París una conferencia cuyo título convocatorio marcaba de entrada el tono: Arsenal legislativo contra el tráfico de drogas. El Ministro presentó a la comunidad académica francesa las dos leyes de la llamada « Agenda legislativa contra el Tráfico de Droga y el Crimen Organizado », que el Gobierno Samper hizo aprobar en el Congreso de la República: Ley 333 de 1996 (diciembre 19), sobre Extinción de dominio adquirido de manera ilícita y la Ley 365 de 1997 (febrero 21) sobre el Combate contra el Crimen Organizado.

La ley 333 se presenta como una respuesta jurídica al grave problema económico que suscita en el país la complejidad del factor narcotráfico. Dicha ley proporciona al Estado los instrumentos legales necesarios para nacionalizar bienes privados adquiridos ilegalmente. El dinero, las tierras y los inmuebles incautados, cuyo cálculo global es imposible por razones de clandestinidad, serían « afectados a planes sociales y cultivo alternativo para las regiones sufridas por dicho fenómeno, como a la lucha contra el mismo », dijo el Ministro. Con esta Ley se supone que la lucha contra el tráfico, el contrabando, el crimen organizado, contra el flujo financiero clandestino que en términos fiscales no apoya al Estado y en términos liberales gangrena las redes financieras del país, pues crea una competencia clandestina y un contrapeso económico desleal es rechazado y condenado hasta por la más antigua ética de los negocios. Se supone que es simplemente una lucha contra el desmembramiento económico de la Nación, una lucha contra lo que Salomón Kalmanovitz llama « la des-institucionalización del país ». Grave consecuencia, en términos políticos, del impacto macro-económico del factor narcotráfico en Colombia.

El Ministro acotó que la nueva Ley tiene por fundamento moral el principio según el cual: « la falta convierte todo nulo ». La ley impediría que se legalice, por vía de lego o testaferro, lo ilícitamente adquirido. El Ministro no precisó, por supuesto, a partir de cuándo se aplicaría dicha Ley, pues toda legislación presupone un problema de temporalidad. ¿Cómo trazar justamente el umbral entre el pasado perfecto y el imperfecto, que sigue presente y determina el futuro? « La reforma que hemos hecho, dijo el Ministro, no tiene carácter retroactivo. La Constitución lo prohíbe. De manera que reformamos para el futuro y no corregimos para el pasado, por razones constitucionales. Por lo menos se aprobó una ley que, por no ser penal, es anti retroactiva ». En tal caso, azora la suspicacia de que dicha Ley tenga acento de amnistía. Sin embargo, concedamos al Gobierno Samper el beneficio provisorio de que legisla en pos de lo mejor para el país, en vista de que no parece quedarle otro camino, después de haber cristalizado el más alto grado de cuestionamiento moral en que se ha tenido en Colombia a las Instituciones Ejecutivas y Legislativas.

La Ley 365, aprobada por el Congreso de la Republica el 21 de febrero de 1997, contiene el « arsenal » normativo para el combate jurídico que el Gobierno Samper lanza contra el Crimen organizado y/o las Organizaciones criminales. Tal Ley busca moderar el beneficio (en términos de reducción carcelaria) otorgado a quien se entrega y somete a la Justicia. Todo responsable de una organización criminal deberá ser castigado de manera ejemplar.

De la disrupción liberal a la ética del entramar

Por Nelson Vallejo-Gómez

“Toda mirada sobre la ética debe percibir que el acto moral
es un acto individual de entramar (“relier”):
entramar con el prójimo, entramar con una comunidad,
entramar con una sociedad y, en el límite,
entramar con la especie humana.”

Edgar Morin, El Método 6 – Ética (Paris, 2004)


La propuesta de poner en tensión conceptual los vocablos disrupción y ética viene de la intuición (por confirmar en la reflexión y el debate), que ahí se plantean puntos de pensamiento y acción diferentes y complementarios. Nuestra tesis es que la disrupción pone en evidencia un pensamiento disyuntivo y la ética, un pensamiento complejo. Por consiguiente, donde hay fuerzas que separan y destruyen, generar pensamiento crítico, pedagogía y educación es más que un deber ético, es un imperativo de regeneración necesaria para la sobrevivencia de un sistema abierto. De igual manera, nuestro tema pone de manifiesto poli crisis que atestan la existencia de un conflicto de paradigmas entre las dinámicas de lo tradicional y lo moderno, entre cosmovisiones y cambios radicales y generacionales.

El desafío reside en que la disrupción aparece, en el ámbito socio-económico, político y hasta cultural contemporáneo, como una propuesta liberal inédita, que regenera el capitalismo tradicional, la dinámica empresarial y la gestión del cambio en situación de crisis de mercadeo, es decir, regenera el sentido y dinamiza el entramado comunitario necesario a la conducción de políticas públicas o privadas, inspirándose en la revolución digital y en la economía algorítmica. La dinámica disruptiva conllevaría entonces, en su lógica innovadora, la emergencia de un dato inédito y de un hecho cualitativo que rompería los círculos viciosos de los sistemas económicos, sociales, políticos y culturales.

La disrupción es corte, ruptura e intrusión que busca “liberar energías” (“innovación destructora”, diría Schumpeter1), generando así un choque propicio o impropio de tradiciones y culturas. ¿Cómo lo hace y qué consecuencias trae? Lo hace desgranando, dispersando y desnuclearizando los componentes del sistema existente. Las consecuencias que trae, en la ruptura de los tejidos propios a un sistema familiar, empresarial, nacional, internacional, social, económico, político y cultural aparecen en lo que ocurra cuando hay “río revuelto” o después de “patear” las fichas, las reglas y costumbres del juego.

¿Cómo contrabalancear la disrupción? Proponemos hacerlo con la ética del entr-amar.
La ética es una forma de ser en cuanto a la manera de comportarse, por lo que la ética le apunta más a forjar carácter y a la pedagogía. Con lo cual se requiere voluntad y energía. Al romper códigos, tradiciones y reglas, la disrupción libera fuerzas y genera situaciones que se pueden enfrentar con la moral, el orden o las reglas existentes, pues lo que emerge de entrada es caótico. En tal caso, diríamos que la disrupción des-une o des-entrama, mientras que la ética une y entrama. Un comportamiento ético genera naturalmente confianza (deontología, por ejemplo), lo disruptivo provoca desconfianza, por lo abrupto, lo inesperado y lo inapropiado.

¿Dónde reside entonces la complementariedad posible, la conjunción en juego creativo entre lo ético y lo disruptivo? ¿Puede la disrupción liberar energías que sirvan a fraguar caracteres, en relación de confianza y comportamiento ético? ¿Con qué artificios conceptuales captar, en su debido momento, lugar y contexto la novedad de la innovación o lo realmente cualitativo? Pues téngase por entendida esta alerta de Bernard Stiegler: “La disrupción es lo que va más rápido que toda voluntad, tanto individual como colectiva”2. La dinámica disruptiva provoca reacciones en cadena. El arte reside en restablecer las regulaciones necesarias al equilibrio momentáneo, pero necesario, del sistema en ebullición permanente.

Razón por la cual percibimos en la disrupción y la ética una convocatoria al pensar, pues la explosión voluntaria o accidental de los sistemas de convivencia genera estragos y hasta horrores. La historia del mal absoluto, la de los crímenes de lesa humanidad nos enseña que, cuando no se piensa, se sufre la barbarie. Luego, el mal también tiene su historia propia, no surge de la nada. Pensando con Hannah Arendt3 y con Edgar Morin4, hay que considerar a la falta de pensamiento crítico, es decir, al comportamiento irreflexivo y a la carencia de ética como un síntoma radical de totalitarismo mental y de debilidad humana, ante la potencia maligna, su actualización y banalización. Acotemos, ahí mismo, que también tenemos que imaginar la positividad del caos y el posible parabién de la disrupción.

Instrucción moral y cívica o educación al pensamiento crítico

2015, Annus horribilis en Francia Foto-montaje de ERIC SALARD

Por Nelson Vallejo-Gómez

Conferencia presentada en el VII Congreso Internacional de Educación ENCINAS Derrama Magisterial, Lima / febrero de 2017

“En el acto educativo están en juego las emergencias
socio-culturales, cognitivas y emotivas del
bucle virtuoso Naturaleza↔Individuo↔Sociedad”

Edgar Morin

Hay momentos críticos en la vida de una nación que ponen en peligro su convivencia y hasta de su existencia. Pueden venir de una catástrofe natural: terremoto o hambruna; pero también de una tragedia socio-cultural, en el seno mismo del tejido social o en el fuero interior de los individuos, corriendo el riesgo de provocar una guerra civil, que es la más atroz de todas las guerras, siendo las guerras todas, una atrocidad. Las catástrofes y tragedias también pueden generar un duelo incomprendido y recurrente, sin resiliencia o capacidad de recuperación efectiva, generando micro-fracturas y poli-crisis en el vivir individual y en el convivir colectivo, tanto a nivel de lo íntimo como de lo privado y lo público.
Se manifiestan entonces síntomas que ponen en crisis la estructura, los principios y valores, la razón de ser, el ideal mismo de una sociedad. Se hace visible la imagen de una comunidad desunida, de un proyecto socio-político desorganizado, carente de brújula y derrotero, con querencia nacional mal-amada y hasta des-almada.

Los atentados llamados comúnmente “terroristas” marcaron momentos críticos en Francia, durante el annus horribilis de 2015. En Cientos de personas, civiles desarmados, jóvenes en mayoría, profesionales ilustrados, fueron asesinados o heridos de gravedad en las calles, bares y salas de concierto parisinas. Sufrir la crueldad y la atrocidad en su propia capital tetanizó de horror, rabia e impotencia a la sociedad francesa. Una potencia mundial, que posee la bomba nuclear y uno de los ejércitos más fuertes del mundo, le dio al mundo la imagen de un país inseguro y expuesto al bumerang de una guerra planetaria que, desde el ataque, caída e implosión de las Torres Gemelas en Nueva York, está prejuiciada por la ideología del miedo y el terror planetario. Algunos han visto las figuras reales o virtuales de una “tercera guerra mundial”, a través del famoso eslogan: “choque de civilizaciones”.

Hay, en la sociedad francesa, una crisis laboral, económica y moral que recuerda la crisis de la 4ª República entre la 1ª y 2ª Guerra Mundial. Hay tiempos nublados y futuro cerrado. Edgar Morin dice que los hombres políticos de hoy son tan sonámbulos como lo fueran los de aquella época tristemente memorable. Hay conciencia de un mundo cuyos paradigmas han perdido coherencia y sentido, porque han sido vaciados de práctica memorial y tradiciones vitales. La sociedad francesa no logra afincar ni aceptar una nueva generación; hecha ésta de mestizos planetarios y ya no euro-centristas. Francia sufre en su clase media tradicional la angustia de una extraña pérdida de identidad. Y ya no basta con evocar el mito galo, como si fuera un hito fundador, pues grandes franceses, en la época de la 2ª República por los 70s del siglo XIX, ya lo habían cuestionado y vaciado de sentido. Recordemos al Príncipe de los poetas franceses, Arthur Rimbaud, poeta visionario por antonomasia, quien decía: “Tengo de mis antepasados galos el cerebro estrecho y la torpeza en la lucha”. Ese verso de autocrítica dice más que un tratado de sociología cultural.

El cigarro o el beso de fuego -Divertimento alrededor de un poema de Mallarmé

Retrato de Mallarmé por Edouard Manet (1876, Musée d’Orsay)

Por Nelson Vallejo-Gómez

Ponencia ofrecida en París el 21 de mayo de 2002, en el Club de la Casa del Habano, y publicada en la revista ALEPH, n° 122, julio/septiembre 2002 – Manizales, en traducción del francés de Beatriz Nates Cruz (Universidad de Caldas, Manizales), revisada por el autor.

“…Testimonie algún cigarro…”
Mallarmé

La diversión es una cosa demasiado seria como para dejarla solamente a los payasos y demasiado ligera como para confiarla únicamente a los filósofos. Yo propongo, ya veremos por qué razón, confiarla a los fumadores de Cigarro. En efecto, la diversión es como un gran Puro en el cual la identificación por los sentidos proporciona un juego rico y complejo. Un destello de espíritu, más que un destello de risa, nos pone en su presencia donde el aburrimiento es por oposición la huella misma de su ausencia. Yo os invito así, a mantenerse entre la pesadez de las cosas y la levedad del cigarro. Yo os invito a la diversión, es decir, a los ejercicios espirituales. Dicho de otro modo, yo os invito a comprobar por medio del Cigarro la prueba ontológica de la existencia del alma.

Veremos más adelante si, cuando abordemos en serio la pregunta que nos ocupa, tratándose de Cigarro, irá de ejercicios espirituales o eróticos, o si la puesta del beso de fuego, es ser a la vez todo un Eros animado, un circulo ardiendo alrededor de una trompeta color café o el enrojecimiento motor de un cigarro inmóvil. De otra parte, veremos si de todos los besos de fuego, aquel del Eros es el más ardiente de todos. Puesto que hay también Fuegos que queman del interior, consumiéndose ellos mismos y en el cual el beso vive en suspenso. Puede ser que el Cigarro sea allí la prueba por el fuego justamente de una quemadura siempre esperada sin ansiedad, y siempre deseada sin sufrirla. Entre llama y ceniza, el cigarro es un círculo de vida en un cilindro vegetal donde

avivan los cuatro elementos3 constitutivos de nuestro universo: el fuego y el aire, el agua y la tierra. Ellos podrían llenarnos, si solo bastase el va y viene como para hacer subir el agua a la boca sin tener por eso mismo el fuego en otra parte.
Es por ello, que la diversión remite a un quinto elemento. Parafraseando a Pascal4, podemos decir que todo el amargor de un cigarro viene del fumador que no divierte la diversión. Puesto que divertirse es antes que nada entretenerse. Estar, por decirlo así, enamorado de una musa. En fin, un Cigarro os falta y la musa ha salido huyendo. Entre las Musas la poesía es verdaderamente la más esclarecedora, la más espiritual. Ella testimonia por consiguiente, el quinto elemento evocado, a saber, el espíritu o el alma, desde el cual el poema de Mallarmé nos habla. Es por ello que le doy para la ocasión el bello título de “beso de fuego”. Este poema podría también ser bautizado: “El Cigarro o el quinto elemento” o “el Cigarro como prueba ontológica de la existencia del alma”.

¿Cuál es el destello que nos divierte y nos despierta en ese famoso poema?

Es ver que fumar un Cigarro es un arte que reaviva más meditación que penetración. Ciertamente, todo pensamiento profundo es ya en tanto que él mismo un sabor penetrante, que debe saber releer de la nota del corazón a la nota del espíritu, desarrollando aromas semi-azucarados, semi-especiados; quiero decir, pueden hacer vivir la dialéctica de lo ligero y lo serio con compás, detonación y regularidad satisfactoria.

Algunos dirían: “No es una diversión lo que nos proponen, es una escapada ¡impotente!” -Respondo prontamente que “quemar un Cigarro” no es ¡“tallar una pipa!”5 Y que nuestra diversión busca mostrar cómo el “quemador” o el fumador de Cigarro es una imagen vivaz, el resplandor mismo del arte de meditar ¿Y que es la meditación? Es ese dialogo del alma con ella misma, de la que bien habla Aristóteles. Es también, el salto al interior de sí, que la lengua de Cervantes dice en una palabra muy bella: Ensimismado. Salto cualitativo si es por buscar decir o traducir, un yo no se que, en nosotros, que Valéry sugiere maravillosamente en sus versos:

O pour moi seul, à moi seul, en moi-même,
¡OH! para mí solo, por mí solo, en mi mismo
Auprès d’un coeur, aux sources du poème,
A lado de un corazón, en las fuentes del poema
Entre le vide et l’événement pur,
Entre el vacío y el suceso puro
J’attends l’écho de ma grandeur interne,
El eco de mi grandeza interna espero
Amère, sombre et sonore citerne,
Aljibe amargo, sombrío y sonoro
Sonnant dans l’âme un creux toujours futur !

Un vacío siempre sospechado tañendo en el alma. ¿Pero nuestra imagen no es ella demasiado bella para ser verdad? ¿No será ella embellecida por la reflexión, la pintura vulgar de una sacudida impotente? Paciencia mi corazón. Leamos el poema de Mallarmé o ese beso de fuego que nos ocupa:


Toute l’âme résumée
El alma toda resumida
Quand lente nous l’expirons
Cuando lenta la expresamos
Dans plusieurs ronds de fumée
En varios círculos de humo
Abolis en autres ronds
En otros redondeles suprimidos


« Relier les connaissances » ou la métamorphose des disciplines

Por Nelson Vallejo-Gómez

« Armés d’une ardente patience »
Arthur Rimbaud


Un jour viendra où les historiens de l’éducation reconnaîtront en l’œuvre d’Edgar Morin l’un des
apports les plus significatifs pour comprendre, en amont, ce que la Loi française d’orientation et de
programmation pour la refondation de l’école de la République nomme socle commun de
connaissances, de compétences et de culture (Loi n° 2013-595). En effet, cette loi stipule, à l’article 13
modifié, que « la scolarité obligatoire doit garantir à chaque élève les moyens nécessaires à
l’acquisition d’un socle commun de connaissances, de compétences et de culture, auquel contribue
l’ensemble des enseignements dispensés au cours de la scolarité. Le socle doit permettre la
poursuite d’études, la construction d’un avenir personnel et professionnel et préparer à l’exercice de
la citoyenneté. »

On pourrait dire que toute l’œuvre de Morin est une encyclopédie, une propédeutique qui
converge à l’émergence d’un tel socle. Elle contribue à former la jeunesse et à montrer qu’il est
possible de répondre aux grands défis que les connaissances, les compétences et les cultures doivent
affronter, quand viendra la réforme concrète du système scolaire que les États-nations ont hérité des
temps modernes et du scientisme du XIXe siècle, et que nul n’ose réformer pour de bon, à en croire
les évaluations internationales qu’élabore l’OCDE. En effet, la réforme de ce système éducatif
remettrait en cause la pyramide des savoirs, des pouvoirs et les logiques binaires qui gouvernent la
mentalité d’un certain Occident guerrier, sûr de lui et conquérant, malgré sa crise notoire des
principes de gouvernance et de développement.

Celebración en la Unesco: Edgar Morin con Federico Mayor, Vallejo-Gómez, y Gustavo López Ospina. París, 1981

Depuis L’Homme et la mort (1951) jusqu’à Enseigner à vivreManifeste pour changer l’éducation (2014), en passant par Le Paradigme perdu : la nature humaine (1973), L’Unité de l’Homme
(1974), Relier les connaissances – le défi du XXIe siècle (1999), La Tête bien faite (1999), Les Sept
Savoirs nécessaires à l’éducation du futur
(1999-2000), sans évoquer ici directement, mais en
filigrane, son Opus Magna, La Méthode (6 tomes, 1977-2004), Edgar Morin n’a eu de cesse de
considérer comme fondamentale une révolution cognitive, qui passe par une réforme de l’éducation,
un changement de paradigme et de mentalités. Sans cette réforme, comment prendre conscience
de la nécessaire métamorphose de l’humain en humanité, en vue de son salut ? Car l’homme, où
qu’il se trouve aujourd’hui, est en mesure de voir et d’entendre numériquement global, sans pour
autant prendre conscience qu’il faut penser global, i.e. relier, relier, relier pour affronter les défis
de la complexité. «Nous sommes dans ce monde global confrontés aux difficultés de la pensée
globale, qui sont les mêmes que les difficultés de la pensée complexe» Sans la pleine conscience
du penser global se poursuivra l’auto-éco-aveuglement, qui ignore que le cercle de la production,
de la consommation et de la destruction, cercle vicieux et infernal, ambitieux et égoïste, barbare et
cruel mène à la ruine individuelle et collective. Une telle réforme appellerait aussi à une science
avec conscience pour humaniser le monde, et à une conscience avec science pour ne pas le rendre
idéologique, fétichiste ou égocentrique.

En somme, Edgar Morin peut être appelé l’éducateur-type d’une civilisation terrienne à l’ère
planétaire, comme jadis, mutatis mutandis, Homère le fut pour la civilisation de l’Antiquité
grecque. Toute l’œuvre morinienne converge en une sorte d’éthique du bien-penser, en Socle
commun pour une politique de civilisation. Edgar Morin donc, l’éducateur planétaire !

Morin a toujours été un rebelle pour l’institution universitaire sclérosée. D’aucuns s’étonneraient de sa célébrité tardive, alors que son œuvre colossale se trouve aujourd’hui traduite dans plus de 32 langues, qu’il a reçu plus de 30 doctorats Honoris causa à travers le monde, et que l’on peut dire de Morin, avec admiration pour l’œuvre et respect pour l’homme, ce qu’Alain Touraine a dit en 2001, lorsque nous avons célébré les 80 ans d’Edgar à l’UNESCO : « Voici un sociologue planétaire ! » À quoi, nous avons ajouté, pour donner le titre à l’hommage d’alors, organisé avec l’aide de Gustavo Lopez Ospina et en présence de Jack Lang et de Federico Mayor : « Morin, l’Humaniste planétaire ».

Humanismo y Terror

Por Nelson Vallejo-Gómez

Conferencia presentada el jueves 4 de junio de 2009, en la Universidad de Caldas, dentro del ciclo “Memoria, Espacio y Sociedad”, organizado por la Dra. Beatriz Nates Cruz.

Estoy contra el terror que transforma el hombre en cosa”
Maurice Merleau-Ponty

Humanismo y terror son dos palabras que si las pensamos juntas producen asombro y hasta escalofrío. Percibimos que son contradictorias en sí y que, al juntarlas, algo del ideal humanista se corrompe, peor aún, que algo del terror se justifica. Pero también, que dicho ideal, transformado en paradigma ideológico puede convertirse en fuente de terror, en mentalidad de ideología del miedo y en encadenamiento de violencia. Haré de ellas, pensadas sentido a sentido, el hilo conductor de la conferencia que hoy, jueves 4 de junio de 2009, pronuncio en la Universidad de Caldas, dentro del ciclo “Memoria, Espacio y Sociedad” que organiza la Dra. Beatriz Nates Cruz.

Los eruditos del tema saben que “Humanismo y Terror” es ante todo el título de un libro publicado en París, en 1947, por Maurice Merleau-Ponty. Este gran filósofo y fenomenólogo analiza en dicho libro el malestar ideológico o decadencia en que se encontraba la izquierda francesa y su inspiración revolucionaria de corte marxista-comunista, al salir de la Segunda Guerra Mundial.

El mundo occidental estaba entonces polarizado en una contienda de equilibrio del terror atómico denominada “guerra fría”. La caída del muro de Berlín cambió el tablero político mundial. Las “guerras del golfo” estadunidenses, en busca del control de yacimientos de petróleo, y la respuesta del terror puntual e inesperado de los extremistas islamistas en busca del control de la religión como fundamento moral, filosófico y político de la sociedad, instalaron el contrapunteo planetario de la ideología del terror globalizado.

Y sin embargo, la misión revolucionaria del proletariado -la toma de poder del pueblo, por el pueblo y para el pueblo- que los comités soviéticos alboreaban hasta finales de los años 1950, era un proyecto cuestionado ya en sus propios fundamentos teóricos. Así mismo, los horrores de la guerra y la confusión de ideologías que conlleva la guerra misma, fragiliza la justificación tradicional de la violencia y del terror como simples efectos colaterales de la revolución, concebida ésta como trascendencia de corte humanísitico.

Percibimos aquí una interpretación pervertida, algo que manipula y que tiene su origen en la interpretación con fines programáticos y materialistas –en realidad ideológicos- que el marxismo hace de la tesis de Marx según la cual la misión del hombre en la tierra es la de “transformar la realidad”. No se ha indagado suficientemente sobre la trama cartesiano-moderna de la tesis marxista, es decir, en el proyecto cartesiano-mecanicista que buscaba, apoyándose en las matemáticas, en las ciencias naturales y en la razón, “hacer del hombre como amo y soberano de la naturaleza”. Aparece hoy evidente que hay en tal proyecto un sometimiento destructor de nuestro entorno natural y poco a poco de nosotros mismos. La realidad es que el hombre contribuye, consciente e inconscientemente a todo cambio o evolución en la realidad, pero a su vez, hay en lo real una trascendencia que, sin ser necesariamente entendida como “destinación” o “predestinación”, se resiste a todo cambio radical o posición radicalmente revolucionaria. Todos percibimos en lo cotidiano y hasta en lo extraordinario, que la realidad que nos rodea conlleva algo irreductible, algo más que diferencia cuantitativa, respecto a lo ideal, y que el ser se encuentra ahí en relación dialéctica y dialógica.

Hay otro dato histórico que interpela a Merleau-Ponty en su libro “Humanismo y Terror”. Se trata de los llamados “procesos de Moscú”. En los cuales aparece abiertamente la aberración de todo sistema totalitario, en el plano teórico: los fines justifican los medios, y en el plano humano: el sacrificio del individuo en nombre de la “Revolución” o de la “Razón de Estado”. Los inquisidores modernos de la
Revolución de Octubre pensaban que era necesario “purgar la revolución”. Merleau-Ponty aplica entonces el método fenomenológico –ir al fondo de la “cosa misma”- a los tres conceptos claves de los revolucionarios soviéticos, a saber: revolución, marxismo y comunismo. Se trata de cuestionarlos para pensar la cosa en su fundamento; pensar el paradigma compleja dirá Edgar Morin diez años más tarde en su fascinante libro Autocritica (1958). Dichos conceptos se habían convertido en arma de guerra ideológica para justificar el régimen de terror estalinista.

Los ideólogos de izquierda encontraban en la crisis expansionista y colonialista, de corte capitalista, en favor de los estados nación europeos, en particular Francia y Alemania, las razones a las terribles guerras mundiales de la primera mitad del siglo XX. La Revolución de Octubre en Rusia se presentaba entonces como una esperanza socio-política para un régimen justo, basado en el bienestar de la comunidad. Recordemos también que entre los Aliados, el pueblo ruso pagó uno de los más altos tributos a la guerra contra el nazismo alemán, razón por la cual su proyecto de sociedad beneficiaba de cierto a priori positivo.

Doctorado Honoris Causa de la UNAD

Universidad Nacional Abierta y a Distancia de Colombia, Bogota, 21 de marzo de 2023

Ceremonia de imposición del Doctorado Honoris Causa en Educación al Dr. Nelson Vallejo-Gómez, filósofo franco colombiano, especializado en la obra de Edgar Morin, además de Supervisor General de Educación, Juventud y Deportes de Francia

Ceremonia realizada en el marco del Trigésimo Encuentro de las Universidades colombianas con programas de Educación a distancia sobre el aseguramiento de la calidad de la evaluación en las IES, en presencia de personalidades invitadas como la Dra. Patricia Martínez Barrios, ex Ministra de Educación Suprema de Colombia y la Dra. Vivían Morales, ex Fiscal General de la Nación, ex Embajadora de Colombia en Francia (foto aquí abajo)

Con la Dra. Patricia Martínez Barrios, ex Ministra de Educación Superior de Colombia y la Dra. Vivían Morales, ex Fiscal General de la Nación de Colombia.

Nuestro discurso de aceptación versó sobre «Reconcepetualizar el sistema de aseguramiento de calidad en las IES»

“Que resistir sea un mensaje de humanología”: Nelson Vallejo Gómez

Nestor Ballesteros Puerto, periodista de la emisora universitaria UNIMINUTO Radio, nos entrevista en «abrebocas» a la Conferencia internacional “Resistir, un mensaje de humanología. Acercamiento desde la complejidad a una mega-crisis”.

La conferencia tendrá lugar el 21 de marzo de 2023 en la Rectoría de la Corporación Universitaria Minuto de Dios (Bogotá, Colombia), con difusión en directo a través de dicha emisora y en streaming a través de las redes sociales (ver cartel abajo).

Adelantamos aquí las grandes líneas de una charla que girará en torno a cómo la pandemia planetaria provocada por la COVID19 ha evidenciado que el siglo XXI es viral o no es, tanto en lo biológico como en lo informático y hasta en lo cognitivo, mostrando que la hipótesis de virología compleja: lo viral como motor de la historia bio-antropo-lógica de la humanidad comporta un dato clave para tomar consciencia de que hay, en toda crisis, COMPLEXUS en emergencia, de que somos seres de religación, seres de triada religada, seres de BioTerríCultura, como lo propone Edgar Morin: una triada 100% Individuo↔Sociedad↔Especie.

Una oportunidad para reflexionar sobre el proceso educativo a la luz del pensamiento complejo enmarcado en la obra del filósofo francés Edgar Morin.

«La educación pública puede ser de mejor calidad que la educación privada»: Nelson Vallejo-Gómez

Entrevista a Nelson Vallejo-Gómez del periódico digital Pancarta.pe realizada en el marco del “Hay Festival Arequipa», noviembre 2022

Está demostrado científicamente que la inversión en la educación baja los niveles de agresividad en la sociedad, baja los niveles de violencia. Permite mayor resultado para la inserción profesional de las personas.

Nelson Vallejo-Gómez

Nelson Vallejo-Gómez es un filósofo colombo-francés, especializado en políticas educativas y en cooperación internacional universitaria y científica. Es responsable del Programa Américas de cooperación científica en la Fondation Maison des Sciences de l’Homme en Paris y director de la información y de la valorización de políticas públicas en la dirección general de educación básica y media del ministerio de educación nacional de Francia (2012-2017). Secretario General del Consejo científico de Educación Nacional (2017-2021). Actualmente: Inspector General vitalicio de los Ministerios de Educación y Ciencia Tecnología.  El pasado 5 de noviembre se presentó en el Hay Festival, para luego acceder a una entrevista con Pancarta.pe. El especialista recalca la importancia de la educación en los niños y su impacto en la sociedad, además de la responsabilidad del Estado en la garantía de la misma.

Se tiene esta idea de que los niños ‘absorben información como esponjas’, ¿es esto cierto?

El cerebro de los niños está estructurado genéticamente como un algoritmo para el aprendizaje. Eso implica la metodología del aprendizaje. El niño no es una esponja, [el niño] es un mecanismo para integrar modelos algorítmicos de aprendizaje del mundo. Se requiere enseñarles cómo funcionan esos aprendizajes.

En el caso de la integración de los signos del alfabeto -por ejemplo- no se trata de ser una esponja. Ahí no se trata de ser una esponja, se trata de poder saber cómo funciona la relación entre el fonema y el grafema.

Cuando se dice «esponja» es por la capacidad de imitación. Los mamíferos comparten con el hombre la capacidad de imitación, la diferencia es que la cría humana es capaz de la reflexión. Es capaz de calcular, de hacer una estadística para integrar y saber dónde está el error y la ilusión, lo que el mamífero primitivo no sabe hacer.

Entonces, la persona humana tiene una capacidad de imitación o de esponja, pero con reflexividad, con conciencia y eso es lo más importante.

¿Cómo se enfrenta esta situación?

Es muy importante que los maestros tengan conocimiento de los últimos avances de las ciencias cognitivas y de la psicología cognitiva experimental. Para que conociendo mejor el funcionamiento del cerebro puedan identificar donde están los sesgos psicológicos y las dificultades neuronales, de modo que los niños aprendan mejor a leer, escribir y a respetar a los demás.

En este sentido, ¿cómo afectó la educación a distancia en la educación de los niños?

La pandemia nos enseñó que tenemos que utilizar de manera más consciente los medios de comunicación y las tecnologías de información y comunicación. Pero tenemos que hacerlo de manera inteligente.

Allí -donde hay mayor tecnología- requerimos mayor humanidad. Y una de las cosas que los niños sufrieron fue la falta de empatía, la falta de calor humano de la relación con el maestro. Eso la tecnología no lo da y la educación a distancia tampoco. 

Allí hubo una brecha en lo que se entiende por competencias psicosociales. Hay que trabajar mucho más la noción de competencia psicosocial, las cuestiones de empatía y el cuidado y la atención con respecto a los niños para evitar el abandono escolar.

¿Cómo se vieron afectados los niños que no contaban con los recursos para acceder a la educación virtual?

La pandemia ha enseñado dos cosas fundamentales de manera general. La educación es fundamental para estructurar la relación social, la educación es fundamental para el tejido de la sociedad y la democracia, de las relaciones de convivencia del buen vivir. La educación es fundamental para preparar la juventud del relevo al desarrollo humano, profesional, económico y social de una sociedad.

En ese sentido, la pandemia nos ha enseñado que el primero de los combates de una sociedad responsable y solidaria es que todos los niños (entre 5 y 7 años) aprendan a leer, a escribir, a contar, a respetar, a quererse los unos a los otros. Aprendan un poco de la historia, del contexto de la multidimensionalidad, de la complejidad del mundo. Sobre todo que los responsables políticos tengan conciencia que la primera inversión de una sociedad responsable y solidaria es el presupuesto de la educación.

Gioconda Belli o el poder sanador de la poesía

Gioconda Belli y Nelson Vallejo-Gómez en el «Hay Festival – Arequipa 2022»

Por Nelson Vallejo-Gómez

El poeta lo que hace es devolver a los demás el sentimiento colectivo, yo creo que lo puede poner en palabras, y por eso la poesía tiene el poder de consolación, porque uno ya no se siente solo, siente que hay voces, sentimientos que están haciendo eco, que lo que uno siente es el eco del sentimiento colectivo, entonces yo creo que ahí hay un gran poder sanador de la poesía.

Gioconda Belli

Esta entrevista fue originalmente publicada en el No. 204 de la Revista Aleph (2023)

Tenemos la alegría de estar de presencia con Gioconda Belli (poeta y novelista nicaragüense, n. 1948), una guerrera de la palabra, aquí en el “Hay Festival – Arequipa 2022”. Hoy es el seis (6) de noviembre, con un atardecer majestuoso que pinta el “apus” de esta tierra, el misti.

Querida Gioconda, esta entrevista es un pedido de mi querido vigía espiritual de Colombia, Carlos-Enrique Ruiz, fundador y director de la Revista Aleph, académica y cultural, la más antigua de Colombia. Será para nosotros un gran honor que estas palabras queden en la revista. Eres una guerrera de la palabra, y esa poesía te ha llevado a que te exilien en dos ocasiones.

¿Qué significa ser poeta y militante de una causa política en un país que ha sido para ti táctil y portátil?

Bueno, mira, la palabra guerrera es más bien el resultado de una práctica política. Desde muy joven, entonces yo creo, que se unió en mí la poesía y la militancia, porque sucedieron al mismo tiempo en mi vida. Yo creo que la poesía surgió a partir de que me di cuenta que yo tenía un papel social que jugar, porque yo me había casado muy joven; era una muchacha que tenía un futuro más o menos predecible dentro del estado social en el que me movía, que era casarme, tener hijos, y ser una dama en la sociedad nicaragüense sin mayor trascendencia. Pero, cuando yo me propongo y me siento identificada con la causa de luchar contra la dictadura de Somoza, que yo ya venía preparada en mi mente, porque mi familia era anti-somocista, y cuando ya estamos en el momento de hastío de todo lo que estaba pasando,
yo decido involucrarme con el Frente Sandinista, y a partir de ahí mi vida da un giro tremendo, de 180 grados, y ahí encuentro la poesía. La poesía viene como resultado de un encuentro interior con mi propio ser ciudadano, con mi propio reconocimiento de que yo podía ayudar a cambiar las cosas en mi país.
Entonces por ese motivo siempre ha estado muy vinculada mi poesía con mi práctica política, y por supuesto, dentro de esa práctica política, cómo viví el amor, cómo viví el feminismo, la maternidad, la separación de mi país, cuando me tuve que ir al exilio, todo eso está vinculado, y mi manera de contarlo,
de expresarlo era escribiendo poesía, y eventualmente, ya después del triunfo de la revolución, escribí “La Mujer Habitada”, y a partir de ahí me lancé a la novela.

“Línea de Fuego” fue el libro que escribí cuando me fui al exilio por primera vez en 1975. Yo había estado trabajando como “legal”, le decíamos nosotros en ese tiempo, yo era quien era, mi cobertura social no me permitía hacer un montón de cosas, yo no podía exponer posiciones políticas abiertas en los periódicos, en nada, porque yo era clandestina; entonces cuando me voy al exilio, porque capturan a la persona con la que yo trabajaba de cerca, entonces muy posiblemente la siguiente capturada iba a ser yo. Nosotros teníamos una regla, si te capturaban te quedabas quieto y callado durante una semana, esto para dar tiempo a los que vos podías involucrar se pudieran mover y ponerse a salvo. Entonces en esa semana yo me puse a salvo y me fui a México. Metida en un cuartico en México, con un montón de problemas, sin saber qué iba a pasar conmigo, escribí, y escribí, y escribí, porque todo lo que no había dicho durante todo el tiempo que yo había estado militando, de 1970 a 1975, todas las cosas que me habían pasado las eché y las dejé ir en unos cuadernos rayados que compré; y de ahí surgió “Línea de Fuego”, libro que ganó el premio Casa de las Américas en Cuba.

El segundo exilio se da desde que vuelve a ganar el poder Daniel Ortega, él decide desde el principio que se iba a perpetuar en el poder, empieza a mover el sistema jurídico, el ejército, la policía, a cambiar las leyes, hasta que logró modificar la Constitución para establecer la reelección indefinida, y usa a su mujer de Vicepresidenta; se convierte entonces en la caricatura de un tirano que tenía una relación profundamente cercana con el gran capital que se ha enriquecido enormemente, que de revolucionario no tiene nada más que el recuerdo de la revolución que está viviendo, usurpando el legado de muchísima
gente que murió por la libertad, por una revolución. Él está fingiendo todo este lenguaje revolucionario anti-imperialista, pero él sabe perfectamente que lo que ha pasado en Nicaragua desde el 2018 es una rebelión popular sobre la perpetuación en el poder y contra su cantidad de corrupción, partidización de
toda la sociedad y violación de los derechos humanos. Entonces, en 2018 se da esa rebelión y ahí él pierde todo escrúpulo para conservar su poder, porque siente que el pueblo lo rechaza, decide hacer lo que sea por quedarse en el poder.