Gioconda Belli o el poder sanador de la poesía

Gioconda Belli y Nelson Vallejo-Gómez en el «Hay Festival – Arequipa 2022»

Por Nelson Vallejo-Gómez

El poeta lo que hace es devolver a los demás el sentimiento colectivo, yo creo que lo puede poner en palabras, y por eso la poesía tiene el poder de consolación, porque uno ya no se siente solo, siente que hay voces, sentimientos que están haciendo eco, que lo que uno siente es el eco del sentimiento colectivo, entonces yo creo que ahí hay un gran poder sanador de la poesía.

Gioconda Belli

Esta entrevista fue originalmente publicada en el No. 204 de la Revista Aleph (2023)

Tenemos la alegría de estar de presencia con Gioconda Belli (poeta y novelista nicaragüense, n. 1948), una guerrera de la palabra, aquí en el “Hay Festival – Arequipa 2022”. Hoy es el seis (6) de noviembre, con un atardecer majestuoso que pinta el “apus” de esta tierra, el misti.

Querida Gioconda, esta entrevista es un pedido de mi querido vigía espiritual de Colombia, Carlos-Enrique Ruiz, fundador y director de la Revista Aleph, académica y cultural, la más antigua de Colombia. Será para nosotros un gran honor que estas palabras queden en la revista. Eres una guerrera de la palabra, y esa poesía te ha llevado a que te exilien en dos ocasiones.

¿Qué significa ser poeta y militante de una causa política en un país que ha sido para ti táctil y portátil?

Bueno, mira, la palabra guerrera es más bien el resultado de una práctica política. Desde muy joven, entonces yo creo, que se unió en mí la poesía y la militancia, porque sucedieron al mismo tiempo en mi vida. Yo creo que la poesía surgió a partir de que me di cuenta que yo tenía un papel social que jugar, porque yo me había casado muy joven; era una muchacha que tenía un futuro más o menos predecible dentro del estado social en el que me movía, que era casarme, tener hijos, y ser una dama en la sociedad nicaragüense sin mayor trascendencia. Pero, cuando yo me propongo y me siento identificada con la causa de luchar contra la dictadura de Somoza, que yo ya venía preparada en mi mente, porque mi familia era anti-somocista, y cuando ya estamos en el momento de hastío de todo lo que estaba pasando,
yo decido involucrarme con el Frente Sandinista, y a partir de ahí mi vida da un giro tremendo, de 180 grados, y ahí encuentro la poesía. La poesía viene como resultado de un encuentro interior con mi propio ser ciudadano, con mi propio reconocimiento de que yo podía ayudar a cambiar las cosas en mi país.
Entonces por ese motivo siempre ha estado muy vinculada mi poesía con mi práctica política, y por supuesto, dentro de esa práctica política, cómo viví el amor, cómo viví el feminismo, la maternidad, la separación de mi país, cuando me tuve que ir al exilio, todo eso está vinculado, y mi manera de contarlo,
de expresarlo era escribiendo poesía, y eventualmente, ya después del triunfo de la revolución, escribí “La Mujer Habitada”, y a partir de ahí me lancé a la novela.

“Línea de Fuego” fue el libro que escribí cuando me fui al exilio por primera vez en 1975. Yo había estado trabajando como “legal”, le decíamos nosotros en ese tiempo, yo era quien era, mi cobertura social no me permitía hacer un montón de cosas, yo no podía exponer posiciones políticas abiertas en los periódicos, en nada, porque yo era clandestina; entonces cuando me voy al exilio, porque capturan a la persona con la que yo trabajaba de cerca, entonces muy posiblemente la siguiente capturada iba a ser yo. Nosotros teníamos una regla, si te capturaban te quedabas quieto y callado durante una semana, esto para dar tiempo a los que vos podías involucrar se pudieran mover y ponerse a salvo. Entonces en esa semana yo me puse a salvo y me fui a México. Metida en un cuartico en México, con un montón de problemas, sin saber qué iba a pasar conmigo, escribí, y escribí, y escribí, porque todo lo que no había dicho durante todo el tiempo que yo había estado militando, de 1970 a 1975, todas las cosas que me habían pasado las eché y las dejé ir en unos cuadernos rayados que compré; y de ahí surgió “Línea de Fuego”, libro que ganó el premio Casa de las Américas en Cuba.

El segundo exilio se da desde que vuelve a ganar el poder Daniel Ortega, él decide desde el principio que se iba a perpetuar en el poder, empieza a mover el sistema jurídico, el ejército, la policía, a cambiar las leyes, hasta que logró modificar la Constitución para establecer la reelección indefinida, y usa a su mujer de Vicepresidenta; se convierte entonces en la caricatura de un tirano que tenía una relación profundamente cercana con el gran capital que se ha enriquecido enormemente, que de revolucionario no tiene nada más que el recuerdo de la revolución que está viviendo, usurpando el legado de muchísima
gente que murió por la libertad, por una revolución. Él está fingiendo todo este lenguaje revolucionario anti-imperialista, pero él sabe perfectamente que lo que ha pasado en Nicaragua desde el 2018 es una rebelión popular sobre la perpetuación en el poder y contra su cantidad de corrupción, partidización de
toda la sociedad y violación de los derechos humanos. Entonces, en 2018 se da esa rebelión y ahí él pierde todo escrúpulo para conservar su poder, porque siente que el pueblo lo rechaza, decide hacer lo que sea por quedarse en el poder.